Reflexionando

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Retirado desde 1987, nunca he interferido ni opinado sobre la Armada, ni sus integrantes en actividad. Siempre pienso que mi tiempo ya fue, lo que hice ya terminó, y el futuro es de mis camaradas de generaciones posteriores. Mis opiniones que hago públicas las realizo firmándolas con mis iniciales y sin ninguna relación a mi jerarquía naval, que conservo con honor y profunda vocación. Pero no puedo callar cuando veo que mi Armada de siempre, está siendo manoseada por quienes desconocen el valor de su función como parte de la defensa de la soberanía, no solo la territorial y marítima, sino la que nace de la familia, del ser mismo, de la orientalidad, del orgullo de patria, del respeto a los altos valores humanos. Aquellos que desprecian nuestra profesión, muchos creídos que solo estamos para levantar basura, o asistir a inundados o náufragos, que nuestra preparación intelectual es mínima o elemental. Orgullosamente me rebelo contra ello.

Ministros de Defensa, políticos de paso, no más de 5 años, que piensan o creen que están allí por sus capacidades superiores, sin darse cuenta, que pecan de osados atrevidos ante una institución tan añeja como respetable por sus hombres y su historia. Estamos ante una serie de desprecios que alarman. Se ha insistido en quitar a la enseñanza naval, su reducto del conjunto Miramar, para pasarlo a ser oferta inmobiliaria, con un burdo razonamiento de recolectar fondos  para reactivar unidades del arma. O sea vender las joyas de la abuela, que alcanzan a satisfacer por una o media generación y luego arreglarse como se pueda. Ya con ese cuento de inmobiliaria en barrio Carrasco, reservado para habitantes de buen pasar económico, se vendieron terrenos de la Escuela Naval, y se compraron unos cañones para tirar a nadie, que ya fueron, que no sirvieron para ningún objetivo claro, y sólo se logró, beneficio inmobiliario para terceros y mutilación para el centro de enseñanza. Ahora sigue este capricho de soberbia. Quitar las zonas los alrededores, condenando a que no existan espacios para la educación y preparación física. Muestra total de ignorancia en cuanto a la formación de la enseñanza general que necesita quien será un integrante de una profesión intelectual y física de exigencia. Pero también, inconsulta, en planes muy cuestionados, peligra la desaparición de otras unidades navales en zona portuaria de Montevideo. Los locales ocupados por el Servicio de Balizamiento y el Centro de Instrucción de antes, desaparecerían ante el avance de una remodelación portuaria, como dije, muy cuestionada en su ambiente. El problema es su nueva ubicación, medios para su instalación y sentido de realismo. El viejo edificio de la Escuela Naval de la calle Sarandí, abandonado, convertido en ruina es símbolo del respeto a tradiciones navales en el país. El desalojo incierto de los muelles de atraque de las Unidades en el puerto, es toda una historia de disparates y desencuentros.

Pero no debo dejar de lado lo intelectual.

 La preparación del Oficial Naval, es de nivel universitario de primera línea, por lo que sus valores culturales deben ser respetados y tenerlos muy presentes en su participación en cuestiones de interés nacional.  Los grandes Tratados de Límites y Soberanía , logrados con nuestros vecinos y en lo internacional, contaron no solo con la participación de Oficiales Navales, sino, que hasta fueron impulsados, negociados y en lo que corresponde redactados y estructurados por la directa participación de ellos. Formaron parte de las Comisiones que desarrollaron estos Tratados, con el mayor nivel de expertos. A la fecha, convertidas las Comisiones en albergues para políticos fracasados sin asiento, con generosas retribuciones en moneda dólar, ningún delegado en ellas, es representante de la Armada.

En resumen la Armada está en crisis de reconocimiento y participación. Duele, es lamentable. No se ha oído ninguna voz parlamentaria que se conmueva por ello. Nos impulsa salir a medios de comunicación pública, a instar a los camaradas en retiro a ayudar a formar opinión, a informarse, ayudar a las generaciones actuales y futuras a que sean reconocidas y respetadas, como lo fuimos nosotros.

YEF

Nota: Promotor, negociador, redactor del tratado del Río de la Plata y del Estatuto del Río Uruguay. Delegado Jefe demarcador del Río Uruguay, y sus obras. Demarcador del Rio de la Plata y límite lateral con Argentina y Brasil.

 

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