Núcleo Interdisciplinario para Estudios de la Pesca del Uruguay: la UdelaR de cara al mar

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En un país con más superficie territorial de mar que de tierra como Uruguay, se hace difícil entender las dificultades que enfrenta la actividad pesquera nacional vinculadas a rendimientos decrecientes. A esto se suma la paradoja de que el país produce cuatro veces el volumen de pescado que necesita para consumir. No obstante según análisis recientes de datos recabados por investigadores de la Universidad de la República (UdelaR), tres cuartas partes de la oferta nacional de pescado en el mercado interno, provienen de la importación. El Núcleo Interdisciplinario para Estudios de la Pesca del Uruguay (NIEPU) del Espacio Interdisciplinario de la UdelaR reúne a un grupo de docentes de distintas disciplinas que realizan actividades de enseñanza, extensión, investigación y debate en la temática pesquera. El Portal de la UdelaR habló con Juan Geymonat, docente del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (SCEAM) e integrante del NIEPU y con Silvia Morales, coordinadora del Núcleo junto con el docente Walter Norbis. Morales detalló la integración del NIEPU: docentes de la Facultad de Ciencias, SCEAM (Área Sector Productivo y Organizaciones Sociales, Facultad de Veterinaria (Instituto de Investigaciones Pesqueras-La Paloma), Escuela de Nutrición, Centro Universitario Regional Norte y Espacio Interdisciplinario de la UdelaR. La coordinadora refirió que a partir del año 2014 el NIEPU inició una serie de encuentros denominados «La pesca en debate». Estas instancias apuntaron a analizar e intercambiar acerca de diferentes problemáticas del complejo pesquero en Uruguay, en el marco de un debate nacional mayor sobre estrategias de desarrollo productivo y social. El primer encuentro del ciclo 2019 se dedicó al tema del consumo de pescado en Uruguay y las cadenas de producción y comercialización que lo sustentan y apuntó a aportar al debate y diseño de políticas públicas productivas y alimentarias. Contó con expositores del sector académico (investigadores, docentes y estudiantes), del sector productivo y social (pescadores, procesadores, comerciantes, consumidores y de las asociaciones que los representan) e institucional (Ministerio de Salud Pública, intendencias, etc).Geymonat integró en esa instancia la mesa Producción, comercialización y consumo de pescado en Uruguay. Presentación de resultados de relevamientos e investigaciones. El docente sostuvo que la realidad de la producción pesquera es compleja porque involucra una gran variedad de actores y condiciones económicas, políticas, sociales, nacionales e internacionales. Casi el 90% del sector pesquero en Uruguay se dedica a la exportación y a su vez el consumo interno de pescado está incidido en forma mayoritaria por la importación. Entender esta coyuntura productiva y sus problemáticas requiere analizar las cadenas de valor en este sector, tema que el NIEPU se ha abocado a investigar. Acotó que en su trabajo los investigadores del NIEPU partieron de un concepto en común de cadena de valor pesquera: la producción que supone distintos eslabones o fases relacionadas entre sí. Estas relaciones se analizan no sólo en el aspecto técnico (cómo se produce) sino de cooperación (relaciones comerciales), poder, subordinación o de asimetría (si un punto de la cadena tiene capacidad de fijar precios o establecer los patrones tecnológicos). Esto hace que la temática cadena de valor pesquera sea un tema interdisciplinario ya que involucra tanto cuestiones que tienen que ver con lo económico, como con lo técnico (la producción pesquera en sí misma), con la dimensión política y la social.

Coyuntura pesquera nacional

Geymonat refirió que la cadena de valor pesquera nacional en la fase de captura tiene tres modalidades. La captura industrial a gran escala se realiza con barcos de gran capacidad que operan con red de arrastre o con palangue de fondo. Se lleva adelante a más de 12 millas de la costa, sobre el mar territorial y sobre la zona común de pesca argentino uruguaya. La pesca artesanal entretanto, se realiza en una franja cercana a la costa y los barcos deben tener menor capacidad. Como comparación de estos dos tipos de pesca Geymonat refirió que mientras una embarcación industrial pequeña emplea 10 trabajadores, una artesanal grande emplea tres. La tercer forma de producción es la acuicultura (cría de especies de mar o río en ambientes controlados), aunque poco desarrollada viene en proceso de crecimiento. En la fase de manufactura el pescado que se captura se transporta a los frigoríficos pesqueros, plantas procesadoras que en su mayoría lo exportan congelado. Esas grandes empresas pesqueras en general integran toda la cadena productiva, tienen flota (en su mayoría pesca de corvina y pescadilla), planta pesquera propia y a su vez ellos mismos son exportadores. Mientras la empresa Fripur operó en el país, casi el 40% del pescado que se producía era de esta empresa. Cuando esta industria pesquera cierra quedan algunas empresas más pequeñas, en su mayoría nacionales vinculadas en su mayoritariamente a la exportación de pescado entero congelado sin mucho valor agregado. Geymonat añadió que el sector pesquero pasa por un proceso de crisis prolongada por lo que no han venido inversiones nuevas. En la actualidad hay una pequeña parte de las plantas que se abastece de pescado y lo vende en el mercado interno. En esta línea se da una tercer fase que es la comercialización a pequeña escala (feriantes y supermercados que compran pescado fresco a las plantas, directamente a los pescadores artesanales o a los importadores).

Antecedentes

En los años 90 hubo una gran depredación del recurso merluza debida a una política argentina de pesca a gran escala de esta especie. Esto provocó la reducción del volumen de captura de merluza al mínimo en Uruguay y que se decretara esta especie en riesgo biológico por el peligro de extinción. La merluza es uno de los recursos más importantes en el mercado pesquero uruguayo porque es el que permite mayor procesamiento, generación de valor agregado y apunta a los mercados más importantes de exportación como el de la comunidad europea. La producción pesquera en Uruguay surgió durante la dictadura de 1973 como un sector para promover las exportaciones no tradicionales y así diversificar la matriz exportadora del país que se basaba fundamentalmente en productos agropecuarios. Pasó por un proceso de crecimiento exponencial en el volumen de captura durante 10 años (años 70 a 80 aproximadamente). Partió de pescar volúmenes muy reducidos y fundamentalmente artesanales a pescar grandes cantidades con flotas de barco. Luego de este período, se dio una etapa de meseta (de los años 80 al año 2007 aproximadamente), en la que el volumen de captura y desembarco para exportación, se mantuvo casi constante (de 90.000 a 140.000 toneladas de pescado). Alrededor del año 2010 comenzó una caída muy fuerte que se mantiene hasta el momento actual en el que se están pescando 50.000 toneladas aproximadamente.

Problemática actual

Geymonat recordó que el sector pesquero desde su origen estuvo pensado tecnológicamente para capturar las especies con valor comercial a nivel internacional y aquellas que se movían en grandes cardúmenes por lo que era rentable extraerlas a partir de una red de arrastre. El producto de la pesca era procesada y exportada de acuerdo a las demandas del mercado internacional. Hoy se mantiene este modelo productivo: la merluza, corvina y pescadilla representan el 80 % de las exportaciones uruguayas. Esta forma de producción que se identifica con un modelo depredatorio, hace que haya muchas especies que se capturan (principalmente con red de arrastre) se devuelvan al mar muertas, debido a que no tienen valor comercial. Aunque ese volumen de pescado ha venido descendiendo con el tiempo, todavía existe y significa una parte del esfuerzo del trabajo pesquero que no se vuelca ni a la exportación ni a la alimentación.

En este sentido Geymonat sostuvo que la sobre explotación (se extrae más recurso del que puede volver a generarse) es uno de los factores que ha llevado al descenso en la producción por el agotamiento del recurso pesquero. Otras condiciones que inciden en la problemática del sector son de tipo coyuntural y fueron señaladas por las cámaras empresariales, los altos costos que insume producir en el país y actividades recientes como el tendido de fibra eléctrica por debajo del mar territorial en zonas cercanas a algunos caladeros de peces, lo que provocó la emigración de especies a otras regiones. A pesar de reconocer estos factores coyunturales, Geymonat señala que existe una causa de fondo: el modelo de producción pesquera uruguayo y su sustentabilidad. Uruguay ya en los años 80 alcanzó su capacidad máxima de producción pesquera y a partir de ahí comienza un descenso provocado por este mismo modelo intensivo en la explotación que no permite que el recurso pesquero se renueve. Los trabajadores del sector pesquero industrial tienen un diagnóstico de la situación similar, centran la problemática del sector en un modelo pesquero que se encuentra hoy agotado y por lo tanto para solucionar la problemática del sector es necesaria una transformación de este modelo (desde cómo se pesca, para quién, si la producción se exporta o se dirige al mercado interno). Los pescadores artesanales aunque realizan capturas a pequeña escala, hoy están integrados a la cadena exportadora (las grandes empresas pesqueras le compran su producción) y es muy pequeño el volumen que venden al mercado interno. Es por tanto un sector muy vulnerable a los cambios del mercado pesquero exportador.

Posibles estrategias

Geymonat reflexionó acerca de posibles estrategias de salida a la problemática pesquera. En este sentido un posible camino a recorrer sería la reconversión de parte del sector exportador hacia el consumo interno y la utilización y proceso de alguna de las especies que se descartan por no ser exportables lo que le aportaría valor agregado para comercializar en el mercado interno. Con esta medida se contribuiría además a sustituir las importaciones de pescado que hace Uruguay (en su mayoría de salmón y atún en lata) por estas nuevas especies que hoy se descartan. Otra opción sería diversificar la pesca industrial introduciendo especies que no son las tradicionales como el atún, una especie de altísimo valor, que se coloca en algunos mercados muy selectos e implica una técnica de captura mucho menos depredatoria (no se pesca con red sino con anzuelo). Además se encuentra un buen volumen de esta especie en la región ya que en la actualidad no es capturada por ninguna empresa. Otro tipo de producción a considerar sería la anchoita con la que se podría llegar a elaborar alimento enlatado. Para Geymonat otras de las líneas a profundizar son repensar la cadena de valor de la pesca artesanal y desarrollar la de la producción acuícola. Esta actividad está favorecida en Uruguay porque además de tener una superficie marina grande también tiene un gran caudal de agua dulce, una superficie de ríos, arroyos y lagunas de considerable extensión donde se podría desarrollar emprendimientos productivos acuícolas de otras especies pesqueras. Geymonat sostuvo que no se pueden concebir soluciones profundas en la problemática pesquera sin la intervención estatal. «Si lo que se quiere es introducir una transformación en general del modelo pesquero el papel del Estado es fundamental no sólo en la regulación sino también en la promoción de las actividades que hoy en día no son rentables, o que tiene un mercado muy cerrado». https://www.republica.com.uy

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