Investigadores uruguayos lograron producir lenguado en cautiverio y obtener un producto de igual calidad que el de la naturaleza

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Se cría, se puede y se come, esto no es teoría, están los números, las fotos, esto lo hicimos y somos capaces de repetirlo”, dijo a Búsqueda Martín Bessonart, coordinador del proyecto y profesor adjunto del Laboratorio de Recursos Naturales del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de Facultad de Ciencias. Un equipo de investigadores liderado por Bessonart desde la Facultad de Ciencias y por la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) logró producir mediante acuicultura lenguados de más de un kilo en cautiverio y obtener un producto de calidad, igual a los que se encuentran en la naturaleza. Este lunes 1º se hicieron ensayos (organolépticos) en el Departamento de Industria de la Dinara con resultados exitosos y las pruebas nutricionales de perfil de ácidos grasos de la Facultad de Ciencias probaron que son iguales a los de un pez salvaje, anunció Bessonart. El próximo miércoles 10 se hará una presentación y degustación en un restaurante montevideano. “Es factible, el lenguado es una especie autóctona de alto valor comercial y ahora podemos ofrecer un paquete tecnológico para el desarrollo de la acuicultura”, dijo a Búsqueda Andrés Domingo, director de Dinara. Tras tres años de éxitos y de lograr consolidar el “paquete tecnológico” que les permite llevarlo a cabo, ahora están listos para comunicarlo y para invitar a inversores a que se acerquen a ver un potencial negocio. Un equipo de investigadores logró producir mediante acuicultura lenguados de más de un kilo en cautiverio y obtener un producto de calidad, igual a los que se encuentran en la naturaleza. “Lo que más nos costó fue hacer un desarrollo tecnológico acorde para nuestro país” con insumos locales (desde los tanques hasta la alimentación), contó Bessonart, especialista en acuicultura. “El desafío más importante fue decir, acá se puede, acá lo tenemos, es económicamente viable, pero no somos empresarios”, aclaró. Tras ocho tesis y más de 70 publicaciones científicas, los investigadores cierran un ciclo. “Estamos logrando los mismos niveles de rendimiento y crecimiento que el lenguado tiene en el mar”, destacó Bessonart. El lenguado es un pez plano, de los más caros a escala internacional, pero no requiere gran infraestructura y una base de inversión inicial ronda el medio millón de dólares aproximadamente. Las fuentes consultadas aseguran que esto no es necesariamente más caro que el salir a pescarlo. De hecho, tiene beneficios, porque al hacer “acuicultura industrial”, como lo llama Bessonart, se puede controlar cada punto de la cadena, cuánto producir y cómo producir. En el caso de la experiencia local, se controló a qué temperatura, con qué salinidad, en cuánto tiempo y también los costos de la alimentación y de la infraestructura a aplicar para poder garantizar una salida al mercado más segura e interesante si se piensa en una oportunidad de exportación, por ejemplo.

Ahora sí.

El trabajo se realizó en Cabo Polonio. Lo que antes era una antigua lobería en donde se faenaban los lobos para comercializar su piel hasta 1991, ahora se ha reconvertido en una estación experimental. “Se desarrolló una estrategia nacional para poder realizar una acuicultura sostenible con especies marinas nativas. Es así que Dinara con investigadores de la Facultad de Ciencias reacondicionaron las instalaciones de esa lobería” con ayuda internacional, dijo a Búsqueda Mónica Spinetti, coordinadora del Departamento de Acuicultura de Dinara. Todo comenzó en 2002 con un primer proyecto que con el apoyo de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) buscaba colaborar con Uruguay para cubrir huecos legislativos como el de la acuicultura y le siguió en 2008 otro de diseño de políticas. Ahora el país cuenta con una ley de pesca que tiene presente el tema (Ley 19.175 de 2013) y con un estatus de producción agropecuaria (a través de la Ley 19.402 de 2016) que la habilita a recibir las mismas exoneraciones y beneficios fiscales que recibe el agro. La colaboración de Japón permitió montar un sistema de recirculación de agua que reduce los costos y gana en eficiencia. “La acuicultura es más segura que la pesca, da estabilidad. Además, esto no es extracción, es industria, es transformación de materias primas en Uruguay. Mueve toda una cadena productiva y acá sabemos hacerlo, lo hicimos, demostramos que podemos hacerlo”, destacó Bessonart. En Brasil y Argentina existe experiencia de acuicultura de lenguado, pero no lograron escala industrial. 

“Lo importante de todo esto es la formación de recursos humanos —en áreas como biología, veterinaria y química—, poder profundizar en el conocimiento biológico de la especie para tomar decisiones de gestión y sobre todo lograr desarrollar un paquete tecnológico que pueda ser transferible” a la industria, dijo Spinetti.

Lenguado.

El lenguado es una especie con “muchos atributos, por su carne de calidad y su mercado con interés regional además de local: es una especie ya conocida”, resumió Spinetti. Según datos de FAO de 2016, las capturas de peces planos (entre los que está el lenguado) fue de 986.000 toneladas y mediante producción acuícola 190.000 toneladas.  En 2008 los investigadores uruguayos capturaron los primeros ejemplares de lenguado de la naturaleza. En 2012 se agrandó el equipo de trabajo y hacia 2013 llegó el caudal más grande de proyectos apoyados por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y luego se recibió el apoyo del gobierno de Japón a través de su agencia Overseas Fisheries Foundation. La colaboración de Japón permitió montar un sistema de recirculación de agua que reduce los costos y gana en eficiencia. Fue un trabajo que finalmente se hizo con insumos locales por un valor aproximado de 200.000 dólares. Los lenguados se crían con agua marina pero en vez de tener que bombearla continuamente del mar, que varía en niveles de salinidad por ejemplo, este otro sistema permite una recirculación del agua y mantener condiciones estables, algo pionero en la región.

“Se logró mayor eficiencia en la etapa de engorde de los animales”, contó Spinetti.

Crecen y comen.

De unos 100.000 huevos que pone el lenguado sobreviven unos 1.000, crecen 300 y llegan a adultos cinco. Esto ocurre en la naturaleza y también en la estación de Cabo Polonio. Cada etapa tiene sus desafíos. La comida les tiene que gustar. Este ha sido foco de años de trabajo. Primero capturaron animales salvajes y los domesticaron para vivir en cautiverio y que aprendieran a comer ración. Se les comenzó a ofrecer peces vivos, luego muertos y por último ración cuyo contenido suple el alimento natural “con todas las bondades” del original, aseguró Spinetti. Luego lograron que pusieran huevos naturalmente, sin estímulos hormonales. Después de eso vino el desafío de alimentar las larvas.

Uno de los “cuellos de botella” que se superó fue la incubación de los huevos y la eclosión de las larvas, contó. De unos 100.000 huevos que pone el lenguado sobreviven unos 1.000, crecen 300 y llegan a adultos cinco. Tras prueba y error lograron hacer cultivos de algas que resultaron buen alimento para las larvas. Después sortearon la barrera de crear una ración para alimentar a los ejemplares juveniles que tras engordar y crecer llegaron hasta el kilo y medio. Cuando se le cuestiona a la Facultad de Ciencias para qué sirve tener tanta gente estudiando algas, la respuesta de Bessonart es contundente. “Porque tenemos gente capaz de sacar adelante cultivos de microalgas ricos en omega 3 y en todos los requerimientos que necesitamos para darles de comer a las larvas y no importarlo”, destacó.

Omega 3.

Hoy la estación cuenta con unos 2.000 lenguados en distintas etapas de crecimiento y una infraestructura para poder continuar con otras fases de investigación. El grupo seguirá trabajando en alternativas de raciones para abaratar los costos de la producción y en otras cuestiones que aún requieren investigación. Por ejemplo, el omega 3 es un componente beneficioso para la salud que se puede encontrar en peces. El estudiante Juan Gadea analizó y probó que a salinidades más bajas es posible disminuir la cantidad de alimento que necesita el lenguado y obtener la misma calidad. “Hay que darles menos omega 3 (aceites de pescado) para conseguir pescado con omega 3. Esto es porque a bajas salinidades se activan otras enzimas y lo hemos podido demostrar”, destacó Bessonart. Otro trabajo relevante ha sido el de la estudiante catalana Elena Fernández López, que secuenció el genoma del lenguado e identificó cuáles son las enzimas que permiten la producción de omega 3. “Estamos trabajando en estímulos de la salinidad que las activan”, agregó Bessonart. “La idea es lograr alimentarlos con insumos de origen terrestre, que son mucho más baratos y viables, como el aceite de lino o de chía y que el producto no pierda calidad y tenga la misma cantidad de omega 3 en el producto final. Hoy estamos trabajando a nivel de laboratorio”, explicó el investigador. Por otra parte, el equipo de trabajo ya comenzó a trabajar con la brótola.  https://www.busqueda.com.uy

1 COMENTARIO

  1. Una noticia ampliamente positiva. Un gran triunfo de técnicos nacionales merecedores de la mayor felicitación. La tarea de cría de peces debe tener la mayor difusión en varias especies, en un principio las de mayor falcilitar de obtener resultados, hasta lograr un volumen “de mercado”, y alimentación para la población.
    Apoyo financiero para preparar técnicos, para obtener elementos necesarios para desarrollo, instalaciones y divulgación. La propia FAO ha indicado que la cria de peces es complementaria de las tareas rurales, en tiempos libres, y en la participación de todos los integrantes de familia, mayores y menores, y hasta ek ahorro en alimentación del personal de carnes rojas, economica y de salud, más favorables

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