DETECTAN 70 ESPECIES DE MICROALGAS NOCIVAS EN BAHÍAS DE BÍO BÍO

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Un estudio sobre especies nocivas realizado por el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) en cuatro bahías de la región del Bío Bío revela la existencia de 70 especies de microalgas dominadas principalmente por diatomeas. Las floraciones de algas nocivas corresponden a una proliferación de una microalga que puede causar la muerte masiva de peces y una gran variedad de otros organismos, contaminar los mariscos con toxinas y alterar los ecosistemas. Los impactos que ocasionan sobre el hombre y sus actividades incluyen intoxicaciones por consumo de mariscos, que pueden ser fatales; mortandades masivas de organismos marinos en el ambiente natural y en sistemas de crianza o engorda; alteraciones de los hábitat costeros y por ende, perturbaciones en los sistemas social y económico. Durante la investigación que el IFOP llevó a cabo entre enero de 2015 y marzo de 2016 se detectó la presencia de las microalgas nocivas Alexandrium ostenfeldii y Dinophysis acuminata; y potencialmente nocivas Pseudo-nitzschia cf. australis y P. cf. pseudodelicatissima, que estuvieron presentes durante gran parte del periodo con niveles de abundancia relativa entre raro y extremadamente abundante. Las dos primeras son dinoflagelados y las dos últimas diatomeas. Estas microalgas están asociadas a toxinas marinas: A. ostenfeldii está asociada a tres tipos de toxinas conocidas como espirólidos, veneno paralizante y gimnodiminas; D. acuminata ha sido asociada a dos grupos de toxinas, ocadaatos: ácido ocadaico y dinofisistoxinas (veneno diarreico de los mariscos), además de pectenotoxinas; y las especies de Pseudo-nitzschia han sido asociadas al ácido domoico (veneno amnésico de los mariscos). Los promedios de abundancia relativa más altos de estas microalgas se observaron principalmente en los meses de verano e inicio de primavera. No se identificaron quistes de resistencia correspondientes a especies de Alexandrium. Sin embargo en un estudio previo, efectuado por el IFOP durante 2012 en la misma área de estudio, se detectó, en muestras de sedimentos, la presencia de quistes de resistencia de A. ostenfeldii.  En enero de 2016 se confirmó la presencia de A. ostenfeldii por análisis molecular en tiempo real (PCR) con estimadores de abundancia relativa bajos en casi todos los sitios de muestreo. Además, con esta misma técnica se identificó a la especie Alexandrium catenella en la bahía de Coliumo para el mismo mes, no obstante que no fue detectada mediante microscopía de epifluorescencia. Los resultados de análisis toxicológicos con técnicas oficiales registraron muestras positivas para toxinas lipofílicas al aplicar el bioensayo para veneno diarreico de los mariscos (VDM) en gran parte del periodo de estudio, aunque análisis por cromatografía líquida acoplada a espectrometría de masas (HPLC-MS) no registraron la presencia de toxinas lipofílicas. Sin embargo, con esta última técnica no se incluyó el análisis de toxinas conocidas como espirólidos, por lo que no se descarta la presencia de esta toxina, dada la presencia en las muestras de agua de A. ostenfeldii, fuente primaria de esta toxina. Los resultados de este estudio confirman la presencia de microalgas nocivas, toxinas y condiciones hidrográficas que pueden ser relevantes para la pesca y acuicultura en la región del Bío Bío. Una situación con un impacto notoriamente mayor ocurre en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes, donde se han comprobado floraciones nocivas de diversas microalgas afectando a peces y moluscos en cultivo y bancos naturales de mariscos. El IFOP recalca que resultados obtenidos obligan a fortalecer la prevención para proteger la salud pública y minimizar los impactos sobre actividades productivas, para ello las acciones de monitoreo y la educación pública son herramientas claves en las áreas que son afectadas por eventos de microalgas nocivas. – (www.fis.com)

 

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