La construcción de una draga que reemplace las dos que están operando y cuentan con más de 50 años de antigüedad, era uno de los objetivos de la Administración Nacional de Puertos (ANP) para este período. En 2016 se firmó el contrato para concretar el emprendimiento con la firma holandesa Royal IHC, que informó recientemente al regulador portuario que para febrero quedarán prontos los módulos de la embarcación que se construyen en Europa.
“La idea es que las piezas fabricadas en Europa vengan (por mar) después de que esté la aprobación in situ por parte de Marina Mercante de la Prefectura Nacional Naval, para su armado final en Montevideo”, explicó el presidente de la ANP, Alberto Díaz, al portal de Presidencia.
Detalló que mientras “en Europa se construye la sala de máquinas, donde están los motores principales y la sala de bombas”, en Uruguay en el dique de la Armada Nacional del Cerro “se avanza en la fabricación de la proa y la popa, el cuerpo central de la draga”. Con estos avances, Díaz ratificó que la draga “21 de Julio” podría comenzar a operar en abril de 2019, e incluso señaló: “Los plazos se están cumpliendo y podría haber un adelantamiento”.
La primera draga fabricada en Uruguay tendrá una eslora total (longitud) de 91 metros, 18 metros de manga (ancho) y una capacidad mínima de 4.200 metros cúbicos en cántara (bodega sin tapa). La obra naval supondrá una erogación de US$ 61 millones para la ANP y se trata de un buque “versátil para trabajar en distintos puntos del puerto de Montevideo y también apropiado para el dragado del río Uruguay”, había indicado tiempo atrás Díaz.
Por otra parte, el presidente de la ANP sostuvo que “este es un proyecto ancla, para demostrar que en Uruguay se puede construir” este tipo de embarcaciones, en referencia a la posibilidad que Royal IHC establezca en Montevideo una base para la atención de decenas de buques que operan en la región. “Sabemos del planteo de la empresa y ojalá que, cuando termine la construcción, queden instalaciones que permitan construir o reparar” otras dragas, concluyó.
El País
