Las playas desconocidas y secretas de la Patagonia argentina

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El Sur argentino también es sinónimo de sol y mar: un puñado de balnearios en Río Negro y Chubut, con aguas transparentes, escondidos entre médanos, acantilados y tranquilidad. No hay palmeras, eso sí, pero en cuanto a la transparencia del agua, algunos tramos de la costa del mar argentino no tienen nada que envidiarle al Caribe. Incluso tienen un plus, muy importante para esta temporada de verano donde habrá que seguir aprendiendo a convivir con la pandemia y sus coletazos: el espacio, algo que sobra en las inmensidades del sur del país. Y si la idea es evitar concentraciones sin perderse la posibilidad de disfrutar del habitual combo veraniego sol+mar, las costas de Río Negro y Chubut son lo suficientemente extensas y diversas como para esconder algunos balnearios poco conocidos fuera de sus comarcas, ideales para disfrutar como alternativa a las estrellas locales que son Puerto Madryn, Rada Tilly, El Cóndor y Las Grutas.

La Lobería (Río Negro)

El Cóndor es el balneario de Viedma, de Carmen de Patagones, de Conesa y otras localidades del valle del Río Negro. Se llega por la Ruta Provincial 1, la única traza verdaderamente costera en todo el país. Pasado el faro, el camino invita a seguir viaje. Está en buenas condiciones y asfaltado a lo largo de unos 30 kilómetros más, hasta La Lobería. Desde lo alto del acantilado las vistas sobre el mar son abiertas e invitan a hacer muchas paradas, entre ellas al menos una para observar las bandadas de loros que habitan la región y forman parte de la colonia más grande del mundo. Finalmente se llega al balneario, un poco más grande que un mero caserío, pero que se precia de contar con servicios básicos de alojamiento y comidas durante toda la temporada de verano. El pueblo está a más de 50 metros por encima de la playa, protegida al pie del acantilado. Se accede por una bajada en la plataforma rocosa, donde los vecinos instalaron un pequeño riel con un motor que permite subir y bajar lanchas pero también a las personas que no se animan a la pendiente pronunciada para ingresar. No es difícil adivinar que este pequeño balneario debe su nombre a una colonia de lobos marinos vecina. Es, sea dicho de paso, la más grande del continente y reúne a varios miles de animales. Se los puede observar desde un mirador, avistando también varias especies de aves marinas comunes en la zona, como petreles, gaviotas o cormoranes. La naturaleza y la fauna de esta porción de la costa conforman la temática de un pequeño centro de interpretación. Está a unos tres kilómetros del balneario, al borde de la ruta y al costado de la Reserva Faunística Punta Bermeja, que se caracteriza por un magnífico paisaje de restingas semicirculares y piletones naturales.

Bahía Creek (Río Negro)

Este caserío puede aspirar al título de “Balneario más pequeño del país”. También es uno de los menos conocidos, incluso en la propia provincia de Río Negro. Hay que buscarlo al borde de un extenso campo de dunas, una especie de Sahara de bolsillo frente a las olas del golfo San Matías. Los vientos juegan con las montañas de arena y avanzan frecuentemente sobre las pocas casas y también sobre la ruta provincial 1. Por esta razón, el camino necesita un mantenimiento constante y cuando eso no es posible, las arenas impiden seguir viaje hasta San Antonio del Este, viniendo desde Viedma y El Cóndor. Bahía Creek cuenta con solo algunas decenas de casas. Su pequeñez se agiganta en la inmensa naturaleza patagónica. La playa, el campo de dunas o el horizonte: todo parece infinito. Desde las casas, se accede a la playa por un pasaje abierto en el acantilado. A pesar de quedar olvidada en la mayoría de los mapas, Bahía Creek es un lugar con historia. Circulan rumores según los cuales a partir de 1945 varios U-boots llegaron a este punto totalmente aislado de la costa argentina y agrega la leyenda que hubo varios desembarcos de jerarcas nazis.

Playa Magagna (Chubut)

Al sur de Rawson y de su balneario Playa Unión, luego de haber cruzado el río Chubut cerca de su desembocadura, se llega hasta una pequeña villa prácticamente desconocida en el resto del país. Lleva el nombre de un carpintero italiano que se instaló en ese lugar hace alrededor de un siglo. Ese balneario forma parte de la aglomeración de la capital de Chubut, aunque esté a poco más de 12 kilómetros. No tiene un verdadero casco sino que su ejido se estira a lo largo de la costa y las casas fueron construidas directamente frente al océano, al reparo de pequeñas bardas donde abundan fósiles de ostras y otros bivalvos. Los caminos son de arena y la urbanización es tan limitada como los servicios, pero hay varias opciones de alojamiento e incluso algunos negocios.

Playa Elola, Camarones (Chubut)

Al llegar a Camarones, luego de un largo desvío desde la Ruta Nacional 3, se tiene la sensación de haberse topado con el fin del mundo. No se puede hablar realmente de cuadras y las casas están esparcidas frente a una pequeña bahía y su puerto, en algún rincón de costa barrido por los vientos. En el pueblo hay un par de atractivos (un museo instalado en la casa donde la familia Perón vivió unos años y un monumento que recuerda la colonia española de Nueva León y el intento de fundación de un asentamiento por Simón de Alcazaba en 1535), pero no hay playa. Para eso hay que ir en dirección al sur y el Cabo Dos Bahías por la Ruta 1. A los pocos kilómetros, la naturaleza preparó varias opciones, todas agrestes. Playa Elola es la preferida de los lugareños aunque no tenga ningún servicio. Es el lugar ideal para quien busca grandes espacios y una paz absoluta. Se presta a la pesca y al pulpeo. Está además en camino hacia el paraíso natural de la reserva provincial Cabo Dos Bahías, donde se encuentra la segunda pingüinera más grande de la Patagonia argentina, luego de Punta Tombo.

Playa Tranquila (Chubut)

Algunos sitios merecen su nombre mejor que otros. Es el caso de esta playa al reparo de una pequeña punta rocosa. Se encuentra en el extremo norte de la aglomeración de Comodoro Rivadavia, a unos 20 kilómetros del centro de la ciudad petrolera. Rada Tilly, en el extremo sur de Chubut, se puede considerar como el balneario más austral del país, con todos los servicios y las infraestructuras esperables. Playa Tranquila es todo lo opuesto, sin construcciones a la vista. Se llega por un camino de ripio desde la pequeña villa costera de Caleta Córdova (con v, aunque muchas veces aparece con b), un conjunto de casas al costado de una bahía que tiene cierto aire de perpetuas vacaciones. Esa pequeña localidad es un polo gastronómico para los comodorenses, ya que tiene varias opciones de establecimientos especializados en pescados y mariscos. https://www.elpais.com.uy/

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