Crisis del agua: los alarmantes pronósticos de los meteorólogos sobre las lluvias y cuánto se gastará en obras (Parte I)

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El gobierno avanza en obras para enfrentar la crisis hídrica, pero los costos y plazos serían mayores a los anunciados por el presidente. Salvo que los pronósticos del tiempo cambien en forma radical, en unos 15 días el agua que saldrá por las canillas de los hogares del área metropolitana no será bebible . Tampoco se podrá usar pasa cocinar o tomar mate. Las reservas de agua dulce que llegan a Aguas Corrientes desde Paso Severino se van a acabar y entonces solo se va a “potabilizar” lo que llegue del Río de La Plata, que tiene gran presencia de sodio y sedimentos que hacen necesaria una utilización de cloro muy elevado. Para cargar la cisterna, lavar la ropa o trapear el piso habrá “agua sanitaria”, según nombran los especialistas. Eso será lo que saldrá por las canillas. ¿Y cuándo lloverá? Las precipitaciones importantes llegarán recién en el mes de setiembre, según anuncian algunos meteorólogos como Mario Bidegain, asesor del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet). Pero otros tienen pronósticos más pesimistas: es el caso de Nubel Cisneros, quien afirma que los modelos muestran precipitaciones abundantes a fines de noviembre o principios de diciembre. Sobre este alarmante panorama de falta de lluvias, y sus causas, volveremos más adelante. Porque, mientras no llueve, las reservas de Paso Severino se siguen agotando. En apenas una semana bajó un millón de metros cúbicos y este viernes se ubicaba en el mínimo histórico: 1.455.195 metros cúbicos de agua cuando la capacidad es de 67.000.000 metros cúbicos, según el informe oficial. O sea, tiene apenas el 2,17% de su capacidad. Una semana antes, el 23 de junio, la represa de Paso Severino en Florida tenía 2.401.595 metros cúbicos de agua. ¿Qué hace, mientras tanto, el gobierno? El primer anuncio de construcción de una represa sobre el río Santa Lucía está en marcha desde finales de mayo y ya está pronto a finalizarse. Se trata de una obra a la altura del Paso Belastiquí, que busca retener el agua del río Santa Lucía, para que no se mezcle con la del Río de La Plata. El anuncio de esta medida lo hizo el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, el 16 de mayo . Ese día dijo en conferencia de prensa que la obra llevaría unas semanas, pero hasta el momento esos plazos no se han alcanzado, y no hay barrera que detenga el ingreso de agua salada al área de la planta potabilizadora de Aguas Corrientes.

“El grueso de la obra está terminada”, dice hoy Edgardo Ortuño, director de OSE por el Frente Amplio. “Faltan colocar unas válvulas y compuertas que permitan regular el pasaje de agua que sube con la marea del Río de La Plata”. El trabajo en esta zona no es simplemente la realización de una represa. Se han llevado adelante una serie de dragados para mejorar la cantidad de agua que se embalsa. “Podremos decir represa, pero los ingenieros le llaman dique, porque es más chico y es provisorio, está hecho de tierra”, dice Ortuño. El resto del directorio de OSE, que integra el oficialismo, no respondió las consultas de El País, ya que la comunicación de la crisis del agua hoy está centralizada desde Presidencia de la República. A esta obra en Paso Belastiquí hay que sumarle otra más grande, la que hace pocos días se comenzó a realizar sobre el río San José, para llevar agua dulce desde allí al nuevo embalse del Santa Lucía. Esta reforma, vital para que llegue agua potable al agua metropolitana, estaría pronta en la segunda quincena de julio, según anunció en conferencia de prensa el presidente Luis Lacalle Pou el 19 de junio pasado , cuando declaró la emergencia hídrica. Pero en el directorio de OSE no manejan plazos tan alentadores y dicen que la obra en cuestión no estará pronta antes de agosto. Inicialmente el presidente de la República habló de una obra que costaría unos 20 millones de dólares y de un plazo de 30 días para la construcción. Pero el directorio de OSE aprobó esta semana un presupuesto de 34,7 millones de dólares, para la ejecución de este proyecto que bombeará agua del San José hasta la zona de Aguas Corrientes, con un entramado de 13 kilómetros de tuberías, según afirma Ortuño. Sin embargo, una fuente de Torre Ejecutiva dice a El País que el costo del proyecto manejado inicialmente por Lacalle Pou era en base a una proyección preliminar y que la decisión “obviamente no estaba sujeta a detalles, pues la obra había que hacerla”. Desde Presidencia también resaltan la “transparencia” en la información publicada cada día en web así como la decisión de que más de 500.000 personas que residen en el área metropolitana reciban desde el próximo lunes dinero para la compra de dos litros de agua embotellada por día. Volviendo al costo final y los plazos, las fuentes de Presidencia dicen que dependen de una serie de factores que “recién se están despejando” y van desde capacidad de proveedores, acceso a tierras, capacidad de asumir contratos civiles y transporte, entre otros elementos relevantes. “Por eso cuánto será el costo exacto de la obra es algo que no se puede precisar aún. No lo sabe nadie. Si alguien prefiere ir haciendo cuentas paralelas para ver cuánto se gasta, está en todo su derecho de hacerlo, pero por la futura ley de emergencia hídrica estaremos obligados a rendir cuenta de todos los gastos asociados, como pasó con la caja covid en la pandemia”, dicen desde Presidencia de la República. Ortuño, en tanto, advierte que los costos incluso pueden subir. “Estamos en una emergencia y es así. Ya que estamos en este baile metidos, no queda otra que bailar”, justifica el director de OSE. Y afirma que son seis las empresas constructoras que están trabajando en San José, que dieron un plan de trabajo de 60 días pero el gobierno les pidió menos tiempo. “Esperemos llegar a menos días, pero creo es imposible pensar en 30 días, queremos pensar al menos en un intermedio, en unos 45 días, para que esté lista”.

¿CÓMO SE LLEGA A LA SITUACIÓN ACTUAL?

Nadie imaginó que un escenario así podía darse en Uruguay. Si hace algunos meses a alguien se le hubiera ocurrido contar la historia de estas semanas -agua salada en las canillas, agua embotellada con exoneración de impuestos, tickets especiales para poder acceder a comprar bidones, cientos de marcas desconocidas que llegaron al área metropolitana y la total inutilidad de los populares filtros- no sería muy creíble. El país de la abundancia de agua dulce se convirtió en un lugar donde no se puede ni hacer un mate con agua de la canilla. ¿Pero cómo es que Montevideo y alrededores se quedaron casi sin agua? La sequía que se arrastra tres años hacia atrás, casi sin precedentes y a causa del fenómeno de La Niña, es al menos una de las razones. La principal. Pero también hay otras vinculadas a la infraestructura. Meteorólogos y otros expertos consultados por El País comparten un mismo punto de vista: los modelos muestran un déficit hídrico desde hace un año, pero las medidas del Poder Ejecutivo demoraron en tomarse, a lo que se suma que los gobiernos anteriores tampoco habían llevado a cabo obras que le dieran al área metropolitana una fuente alternativa de agua.

Bien al final del segundo gobierno de Tabaré Vázquez se presentó tímidamente la propuesta de construir una represa en el arroyo Casupá , también dentro de la cuenca del Santa Lucía. Está obra se proyectaba llevar adelante con un préstamo de 80 millones de dólares, con el financiamiento del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). El gobierno de Lacalle Pou no descartó la obra de Casupá pero priorizó la construcción de una planta en la playa de Arazatí en San José para tomar agua del Río de la Plata y tener una fuente alternativa para Montevideo y alrededores. La anunciada obra aún no empezó. Marcel Achkar, geólogo del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, cree que centralizar todo el consumo del área metropolitana en una sola planta es un error. Además, considera otra falencia histórica el estado del sistema de cañerías, que hoy hace que la mitad del agua potabilizada se pierda por roturas de caños en las calles de Montevideo y otras veces en forma interna. Pero el científico dice que las evidencias eran muy claras en octubre de 2022 y que en ese momento se tendría que haber actuado, no ahora. En su opinión todo se manejó con una visión negacionista. “Siempre se esperó a que lloviera. Estamos ante un hecho histórico”, afirma el geólogo.

 Para Achkar ahora las medias que quedan son solamente paliativas, como distribuir agua embotellada para el consumo de la población más vulnerable que no la puede pagar, algo que el gobierno ya anunció. https://www.elpais.com.uy/

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