La barra de la Laguna de Rocha fue abierta dos veces en los últimos días, pero el agua no logra desaguar hacia el mar. Aunque las condiciones técnicas —como el nivel del agua y los vientos— parecían adecuadas, el canal comenzó a obturarse nuevamente.
“El canal está abierto, pero la laguna no desagua”, afirmó el intendente electo de Rocha, Alejo Umpiérrez. Si bien la apertura se hizo bajo parámetros correctos, reconoció que el proceso no dio los resultados esperados y que seguirá siendo monitoreado.
Este episodio reaviva una discusión de fondo: el rol de los saberes locales en la gestión ambiental. José Lobato, pescador con más de 70 años de experiencia en la zona, expresó su escepticismo: “Es un trabajo al cuete”. Según él, las condiciones del mar no eran propicias y la experiencia demuestra que en esas circunstancias la barra tiende a cerrarse pronto. Lobato recordó que antes estas decisiones eran tomadas por las propias comunidades ribereñas. Hoy, señala, llegan desde Montevideo sin una participación real de quienes conocen el territorio. “La gente consulta, pero después hacen lo que quieren”, criticó.
Ante esta situación, el diputado Gabriel Tinaglini solicitó al ministro de Ambiente, Edgardo Ortuño, la reactivación de la Comisión Asesora del Área Protegida Laguna de Rocha, inactiva desde hace tiempo. “Es necesario retomar los mecanismos de articulación entre instituciones para tratar temas relevantes del área”, indicó. El caso de la Laguna de Rocha no es aislado: expone una tensión persistente entre la gestión ambiental centralizada y la participación de las comunidades locales.
«Lo que está en juego no es solo el equilibrio ambiental de un ecosistema protegido, sino también el reconocimiento del conocimiento de quienes han convivido históricamente con él.»
Visión Marítima