Por el Prof. Dr. Edison González Lapeyre
Es breve el lapso que resta para que culmine un año más y las expectativas de un cambio positivo en la conducción de nuestra política exterior generadas por las designaciones del Señor Rodolfo Nin Novoa, como Canciller de la República y del Embajador José Luis Cancela, como sub- secretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, se han ido diluyendo.
Sería muy largo explicitar todas esas esperanzas fallidas, pero creo que basta con mencionar algunas de ellas. En primer lugar, cuando el Canciller Nin Novoa asumió la titularidad del Ministerio de Relaciones Exteriores, dijo que iba a “forjar una política exterior de Estado” (UY press 0.3.03.2015) y ello significa que la conducción de nuestras relaciones internacionales iba a estar respaldada por un amplio consenso político y sucede que ese compromiso que asumió no ha sido cumplido en temas fundamentales. El rechazo de participar en la negociación del TISA se hizo por la voluntad del plenario del Frente Amplio, por supuesto, sin atender a la opinión de las demás fuerzas políticas e incluso con la oposición del propio Canciller que, oportunamente, manifestó que participar en el mismo era una responsabilidad que tenía el país y que el no hacerlo era un verdadero desastre. Últimamente, embanderó a nuestro país contra el Estado Islámico (Isis), por sus actividades terroristas, cuando en una cuestión tan delicada debió proceder con la mayor cautela y, previamente, consultar a su propio partido y a los partidos de la oposición. En segundo lugar, en la relación con el Mercosur, nuestro país anduvo a los tropezones. No se ha logrado que Argentina y Brasil respeten el Tratado de Asunción que constituyó ese proceso de integración y no se ha podido concretar un acuerdo con la Unión Europea que facilite nuestras exportaciones a ese gran mercado. La negociación con Venezuela, de petróleo por productos alimenticios, que, en principio, pareció ser positiva, se ve ensombrecida por dilatorias injustificadas y por la circunstancia de que los negocios a realizarse deben ser encausados a través de personas vinculadas al partido de gobierno. Va la delegación del Uruguay a Nueva York a fin de participar en las sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas y no fue posible obtener una reunión del Presidente Vázquez con el Presidente Obama y pasa algo lamentable, fue muy exigua la presencia de funcionarios de nuestra Cancillería, cuando hizo uso de la palabra nuestro Presidente, en ese importante foro mundial. En tercer lugar, no ha trascendido que se hiciera nada útil para revertir las medidas argentinas violatorias del Tratado de Transporte fluvial por la Hidrovía- Paraguay-Paraná, ni de eventuales gestiones ante el Comité Intergubernamental que es el órgano político de la misma. Tampoco, se ha logrado que el gobierno argentino deje sin efecto la disposición 1108/2013 que prohíbe el transbordo de cargas procedentes de ese país en los puertos uruguayos.
El único logro en esta materia: la puesta en marcha del dragado de los canales de Martín García y los del Río Uruguay. En cuarto lugar, es preocupante lo que está aconteciendo con la plataforma continental. En agosto de 2014, en una conferencia de prensa presidida por el ex canciller Luis Almagro y con la presencia del Ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, se anunció, con bombos y platillos, que se había obtenido el acuerdo para extender la plataforma continental uruguaya, hasta las 350 millas por parte de la Comisión de Límites de la P.C. de las Naciones Unidas y que ello iba a ser ratificado en febrero del presente año. Sin embargo, esa información no era verdadera y la propuesta uruguaya de las 350 millas náuticas, no había sido aprobada, en esa oportunidad, ni fue ratificada en febrero de este año, ni lo ha sido hasta la fecha. El 7 de agosto del 2015, unas horas después que el editorial del diario El País sobre la P.C., reclamase, con energía, que la Cancillería explicara la “aparente contradicción entre las afirmaciones y la realidad”, destacando que la misma es” especialmente grave porque se trata de un tema de política exterior de enorme trascendencia”, el Ministerio de Relaciones Exteriores emitió un comunicado de prensa (64/15), donde se informa que “entre las sesiones de trabajo llevadas a cabo entre el 28 de julio y el 1º de agosto del año 2014, la Sub Comisión aceptó los criterios sostenidos por Uruguay para establecer el límite externo de su plataforma continental más allá de las 200 millas marinas”. Este comunicado, más que aclarar confundió, por ser contradictorio y poco veraz ya que, por un lado, dice que “se acordó”, que “se aceptó” el criterio uruguayo pero, por el otro, admite que se está analizando, por la sub-comisión de límites de la P.C. de la ONU, un estudio científico presentado por nuestro país. Es claro que no se acordó ni se aceptó nada, atento a que si así hubiera sido ¿por qué fue necesario presentar nuevos trabajos de investigación submarina? Frente a este tipo de contradicciones y falsedades, cabe preguntarse, si este asunto estará resuelto a corto plazo. Todo parece indicar que no, porque, aparentemente, el tema de la P.C. no es prioritario para este gobierno, puesto que desde hace años, viene desempeñándose como presidente de la COALEP, que es el órgano técnico competente en esta materia, un funcionario que desempeña, además, una docena de otras importantes responsabilidades por cuenta de la Cancillería. Por su enorme trascendencia, ya que se trata de más de 80.000 kilómetros cuadrados, el establecimiento de los límites de nuestra P.C., requiere técnicos que se desempeñen “full time” para alcanzar ese objetivo. En este caso, el citado funcionario, obviamente, cumple, su cometido, “part time” pero en un “part time” muy especial ya que, si atiende a sus otras actividades, la parte de su tiempo abocada al tema de la P.C., más que parte es una “partícula”. Y eso es responsabilidad de los jerarcas de nuestra Cancillería, no del funcionario.