Montevideo, 12 de junio de 2025 – El Ministerio de Defensa Nacional (MDN) concretó un nuevo pago al astillero Cardama, con sede en España, como parte del contrato para la construcción de dos buques patrulleros oceánicos (OPV, por sus siglas en inglés) destinados a fortalecer las capacidades de la Armada Nacional. La transferencia, por un monto de 12,3 millones de euros, es la primera que realiza la actual administración tras haber cuestionado la validez y transparencia del acuerdo firmado por el gobierno anterior.
El pago se autorizó luego de que se confirmara la colocación de la quilla del primer patrullero, una etapa clave en la construcción naval que marca el inicio formal del ensamblaje del casco. La operación financiera fue realizada entre el Deutsche Bank y el Banco República (BROU), según confirmaron fuentes oficiales.
Una adquisición bajo lupa
La compra de los OPV fue anunciada durante la administración anterior como parte de una estrategia para renovar la flota oceánica de la Armada y mejorar la vigilancia de las aguas jurisdiccionales uruguayas. Sin embargo, el proceso fue objeto de críticas y una investigación administrativa por parte del actual gobierno, que puso en duda aspectos del contrato y los criterios técnicos utilizados para adjudicarlo al astillero Cardama.
A pesar de las dudas, el Ministerio de Defensa resolvió honrar el compromiso contractual, considerando los avances en la obra y la necesidad operativa de contar con patrulleros de mayor autonomía y capacidad que las unidades actualmente en servicio.
¿Qué son los OPV y por qué son importantes?
Los OPV (Offshore Patrol Vessels) son embarcaciones multipropósito diseñadas para operar en mar abierto durante períodos prolongados. Su función principal es la vigilancia y control de las aguas territoriales, la lucha contra el narcotráfico y la pesca ilegal, así como la protección de recursos naturales. También pueden ser utilizadas en operaciones de rescate, asistencia humanitaria y patrullaje ambiental.
Con esta adquisición, Uruguay busca modernizar una flota con más de cuatro décadas de antigüedad, cuyos buques presentan crecientes dificultades de mantenimiento.
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