Por: HERNÁN SORHUET GELÓS
Nuestro país concretó la adquisición de tres pequeños y ágiles patrulleros guardacostas, clase Protector de Estados Unidos. Con esta flamante incorporación la Armada Nacional aumenta considerablemente sus capacidades de vigilancia y protección del mar uruguayo, como una acertada respuesta para satisfacer una necesidad largamente reclamada. Las autoridades del Ministerio de Defensa enfatizaron que se continuará en esta estrategia de equipar y modernizar a las fuerzas armadas del país todo lo que se pueda. Si nos remitimos a la Ley Marco de Defensa Nacional (Nº 18.650) en ella se especifican varios puntos fundamentales. En su artículo 2 se establece que la Defensa Nacional constituye un derecho y un deber del conjunto de la ciudadanía -establecido por la Constitución y las leyes- porque es un bien público, una función esencial, permanente, indelegable e integral del Estado.
La política militar de defensa establecerá la doctrina del empleo de los medios militares que aseguren la integridad territorial del país y el libre ejercicio de los derechos de jurisdicción y de soberanía en los espacios terrestre, marítimo y aéreo del Estado uruguayo (art. Nº 5).
Y en el art. 18 la ley especifica con precisión que su cometido fundamental incluye la salvaguarda de los recursos estratégicos del país determinados por el Poder Ejecutivo. La incorporación de las ROU 14 “Río Arapey”, ROU 15 “Río de la Plata” y ROU 16 “Río Yaguarón” al Comando de las Fuerzas del Mar fortalece de manera considerable el patrullaje y la protección del litoral y del Río de la Plata, en tiempos muy desafiante para la república. La salvaguarda de los recursos naturales del medio acuático es un cometido largamente reclamado por la ciudadanía, en el cual todo lo que se haga siempre parece ser poco. Requiere de recursos humanos muy calificados, equipamiento y materiales aggiornados a las exigencias modernas que son cada vez más sofisticadas. Y qué decir del narcotráfico y el contrabando; luchas diarias, desgastantes y “sin cuartel” que se deben librar por tierra, agua y aire. Estas naves incorporaron equipamiento local adicional, y desde luego demandan un adiestramiento muy profesional de los aproximadamente 12 tripulantes que requiere cada una. Porque en sus tareas de guardacostas inevitablemente se verán enfrentadas a situaciones complejas, a veces riesgosas, desafiantes y exigentes, protagonizadas por tripulaciones civiles que suelen operar en aguas uruguayas al margen de la ley. El éxito de sus desempeños dependerá de conseguir un accionar decidido, firme, eficiente y respaldado por el marco legal vigente -única garantía para que de ser necesario se haga un correcto uso de la fuerza. Es una lucha permanente que no admite “bajar los brazos” por todo lo que hay en juego. Pero las pretensiones de éxito a las que legítimamente aspira la ciudadanía en la realización de estas tareas, sólo pueden resultar creíbles -y posibles- si fortalecemos debidamente las capacidades de las organizaciones estatales responsables de llevarlas a cabo. Confiemos en que las autoridades puedan proseguir en esta línea a pesar de las endémicas estrecheces económicas. https://www.elpais.com.uy/