Un equipo internacional de científicos ha confirmado que una sección de 19 kilómetros del gigantesco iceberg A23a se ha desprendido en el océano. Este iceberg, el más grande del mundo, es un coloso de hielo que supera dos veces el tamaño del Gran Londres y pesa cerca de un billón de toneladas. El descubrimiento se produjo mientras el iceberg avanzaba hacia el norte desde la Antártida, después de haber permanecido inmóvil en las frías aguas antárticas durante más de tres décadas. En 2020, comenzó su travesía hacia el norte, manteniendo prácticamente intacta su estructura, pero las últimas observaciones han revelado un cambio significativo en su composición. Los investigadores del Servicio Antártico Británico quedaron sorprendidos al observar que una sección de aproximadamente 80 kilómetros cuadrados se separó del bloque principal. Andrew Meijers, oceanógrafo físico que ha estado rastreando el movimiento del iceberg mediante satélites, explicó que esta fragmentación podría ser el inicio de una desintegración mayor. Las corrientes del océano Austral, especialmente la poderosa Corriente Circumpolar Antártica, están transportando esta masa helada hacia la isla Georgia del Sur, un territorio vital para la alimentación de pingüinos y focas en el Atlántico Sur. El monitoreo constante del equipo de científicos ha revelado que el A23a, como se denomina oficialmente al iceberg, presenta numerosas grietas profundas en su estructura. Soledad Tiranti, glacióloga argentina que participa en una expedición en la Antártida, confirmó el desprendimiento de esta sección. La trayectoria actual del iceberg ha generado preocupación entre los expertos debido a su posible impacto en la vida silvestre. Las aguas poco profundas cercanas a la isla Georgia del Sur podrían provocar el encallamiento del coloso, alterando los patrones de alimentación de las crías de pingüinos y focas. Sin embargo, el desprendimiento de esta sección del iceberg también podría tener consecuencias positivas para la fauna local. Meijers señaló que una eventual fragmentación en piezas más pequeñas permitiría a los animales marinos navegar entre los bloques de hielo en busca de alimento sin mayores obstáculos. Las observaciones satelitales continúan registrando el avance del A23a mientras los científicos estudian su comportamiento. Tiranti indicó que las corrientes locales jugarán un papel crucial en determinar el destino final de este gigante helado en su viaje por el océano Austral.
Visión Marítima