La flota pesquera marplatense que participó en la reciente prospección de langostino en el norte de la Zona de Veda Permanente de Juveniles de Merluza (ZVPJM) regresó a puerto sin capturas y con un saldo negativo tanto operativo como económico.

La iniciativa, anunciada apenas el 17 de junio con zarpe programado para la medianoche siguiente, evidenció una planificación apresurada que no contempló aspectos clave para el éxito de la operación. Armadores consultados calificaron el aviso como “imposible de cumplir”, señalando que tiempos tan cortos y condiciones adversas complicaron la tarea de la flota, que debía buscar langostino a 400 millas del puerto.

Las condiciones meteorológicas también jugaron un papel decisivo. Vientos de más de 50 nudos obligaron a suspender la búsqueda durante casi dos días, y el mar de fondo posterior dificultó cualquier intento de exploración científica confiable.

A pesar de algunos intentos puntuales en zonas alternativas, ninguna embarcación logró capturar langostino. Incluso el único buque congelador autorizado para la tarea, el BP Mar Sur, no pudo realizar operaciones significativas.

La frustración se hizo sentir entre los pescadores, quienes denunciaron que la política pesquera debe ajustarse a las realidades del mar y no a calendarios administrativos. “El pescador es el último en ser consultado, pero el primero al momento de pagar las consecuencias”, afirmó un armador local.

Este episodio pone de relieve la necesidad de una mejor coordinación entre las autoridades, la ciencia y los operadores pesqueros para asegurar que las prospecciones se realicen en condiciones adecuadas y con planificación adecuada.

En definitiva, la falta de armonía entre las decisiones administrativas y las condiciones naturales y operativas no solo afectó los resultados de esta prospección, sino que también amenaza la confianza y la estabilidad del sector pesquero.

Visión Marítima