El ARMA SECRETA contra los NAZIS: Carne Enlatada Uruguaya

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¿Cómo un monumental frigorífico uruguayo instalado a orillas del Río Uruguay se convirtió en un arma esencial en la Segunda Guerra Mundial contra los Nazis? Las latas de carne denominadas ‘corned beef’ de la marca Fray Bentos, que era la ciudad donde se producían, alimentaron a los Aliados y preocuparon a los Alemanes. Hay muchas formas de participar en una guerra, sobre todo para un país como Uruguay que tradicionalmente tuvo una posición neutral en diferentes conflictos internacionales. Hasta 1939 Uruguay era indiferente a la guerra ya que no tenía mucho en juego, aunque existían opiniones al respecto para un bando y para el otro, era mayoritariamente a favor de los aliados. Sin embargo esta postura neutral fue diferente durante la Segunda Guerra Mundial, oficialmente el 21 de febrero de 1945, a poco de finalizar el conflicto y a sabiendas de que los aliados lo ganarían, el estado uruguayo le declaraba la guerra a las potencias del eje, lideradas por Alemania, Italia y Japón. Con esto Uruguay se aseguraba salir en la foto con el bando ganador en un mundo post guerra. A pesar de dicha neutralidad, Uruguay ya había quedado alineado a la posición de los aliados cinco años antes, a partir de 1940 y con mayor claridad en 1942, al punto de que el gobierno uruguayo comenzó a negociar con Estados Unidos la instalación de bases militares en la Laguna del Sauce, pero nunca se llegó a concretar tal acuerdo. Los países que lideraban el bando de los aliados eran China, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y la Unión Soviética. Una clara manera de respaldar a los aliados fue mediante la venta de carne enlatada que se exportaba desde la localidad de Fray Bentos en Uruguay. Tal era la importancia de esta carne enlatada que los nazis idearon planes para impedir el abastecimiento de las fuerzas aliadas. Desplegaron submarinos U 2 en la salida del Río de la Plata —cuya desembocadura con el Río Uruguay conectaba fácilmente el puerto del frigorífico con el Océano Atlántico— y desplegó también submarinos U 2 sobre el final del trayecto que llevaba a los barcos al puerto de Liverpool, en el Reino Unido. Así fue que más de un buque acabó hundido por los Alemanes.

Historia del Frigorífico

La historia del frigorífico comienza en 1865, cuando la Liebig Extract of Meat Company se instaló en la localidad uruguaya de Fray Bentos, ubicada 300 kilómetros al norte de Montevideo y con costas sobre el Río Uruguay. Si bien era de una firma inglesa, debía su nombre al químico alemán Justus von Liebig, inventor del extracto de carne. El nombre de la fábrica es como poco irónico dado que años después este alimento fue clave para el éxito de los Ingleses en la Segunda Guerra Mundial. El extracto de carne llamado corned beef es un proceso en donde la carne de ternera es tratada primero en salmuera, que es agua y sal y después hervida en vinagre a fuego lento, logrando reducir 32 kilos de carne a 1 kilo sin destruir sus proteínas. El hallazgo científico que permitió la creación del extracto de carne fue publicado en varias revistas científicas de la época en la década de 1840. Por su alto contenido proteico en muchas de ellas fue inscripto como un preparado medicinal y no como un alimento. Esta carne enlatada hacía furor en las últimas décadas del siglo XIX, eran los productos estrella de la planta instalada en el litoral de Uruguay. Durante un siglo se exportaron millones de latas de conserva que alimentaron a las tropas militares y a la población civil europea. Si bien existían antecedentes de que el extracto de carne se llegó a producir a principios de 1800 en Europa, lo cierto es que era muy dificultoso producirla y poco rentable su explotación, se necesitaba un entorno ideal, con grandes cantidades de ganado y barato. En 1865 Uruguay contaba con el entorno para llevar a cabo la producción masiva de este producto, la enorme abundancia de ganado, praderas naturales, y el acceso directo desde ultramar hasta un puerto de aguas profundas hicieron que esta región fuera el enclave ideal para una industria alimenticia de escala mundial. Aún hoy Uruguay es uno de los mayores productores de carne del mundo, y el país que tiene más vacas por habitante, para ser exactos 3,5 vacas por habitante. La fábrica poseía más de 100.000 hectáreas de explotación ganadera al servicio del frigorífico, el doble de la superficie de la ciudad de Montevideo. Solo en el año 1898 llegaron a estos muelles un total de 450 embarcaciones. El movimiento de buques era similar al de algunos puertos europeos de la época. Llegaron a trabajar 4.500 personas que eran aproximadamente una de cada 200 personas que vivían en Uruguay. En sus 116 años de actividad dio trabajo a unas 36.000 personas. Para poner esto en perspectiva podemos compararlo trasladándolo a nuestros días, un ejemplo ideal es Amazon en Estados Unidos, quien tendría que contratar a 1.500.000 de empleados para equipararse, eso serían tres veces más la cantidad que emplea hoy, todo en una misma fábrica, de hecho, en proporción ninguna empresa del mundo hoy en día llega a esos números, además la calidad de vida y la paga justificaron que personas de todo el mundo viajan para trabajar ahí, estos empleados provenían de 60 nacionalidades diferentes. La capacidad de almacenamiento del frigorífico alcanzó las 18.500 toneladas, que fue todo un récord para la época. En su mejor época, se llegaron a faenar 1600 vacunos y hasta 6000 ovinos por día. En torno al establecimiento, se construyeron viviendas para los trabajadores, escuelas, se creó el Club Atlético Anglo, e incluso los consulados Británico y Alemán convivieron en la misma mansión llamada “Casa Grande”. Si bien el producto se concibió como un alimento para las clases humildes, alcanzó a todos los estratos de la sociedad. El mismo príncipe Carlos de Inglaterra, durante una visita a Uruguay en 1999, dijo: «Crecí comiendo corned beef«. Aunque el corned beef fue el producto insignia, en la planta se llegaron a fabricar hasta 220 productos cárnicos diferentes. En 1924 el frigorífico Liebig cambió su nombre a Anglo, para presentarse ante el mundo con una denominación más británica y menos vinculada con Alemania. El uso de este producto para alimentar a los soldados comenzó en la Primera Guerra Mundial. Por aquellos tiempos, los británicos habían internalizado tanto el consumo de la carne producida en Uruguay, que la marca Fray Bentos que aparecía en las cajas se convirtió en un vocablo de uso común que acabó siendo sinónimo de carne de calidad.

Tan buena era la carne, que existen registros donde los británicos clamaban por carne «fribentos» cuando llegaba la hora del reparto de alimentos en las trincheras. La Segunda Guerra Mundial volvió a llevar a los hombres a combate y puso nuevamente a las latas enviadas desde Uruguay en la primera línea de batalla. Existe una curiosa anécdota en relación a éstas latas de carne, el corned beef fraybentino era tan codiciado por los Alemanes que los aliados lo usaban de señuelo; tiraban una lata de carne esperando que aparezca un hambriento soldado nazi y, cuando esto pasaba, sabían que ahí había un contingente de más soldados, lo siguiente era atacar la trinchera señalada por la aparentemente irresistible lata de corned beef. Era tan popular que incluso dos tanques de guerra británicos llevaron el sobrenombre Fray Bentos porque su tripulación se sentía en su interior como carne enlatada o “Corned Beef Fray Bentos”. No sólo los Ingleses la consumían, también los Soviéticos y los Canadienses. Existe una filmación en donde se ve a dos Soviéticos abriendo una lata Fray Bentos y diciendo en tono de broma “Estamos abriendo el segundo frente”. Si bien el frigorífico Anglo no era el único productor de corned beef del momento, la marca Fray Bentos sí logró posicionarse como una de las más importantes del mundo. No sería exagerado decir que posiblemente sin esta fábrica Gran Bretaña hubiera tenido serios problemas para ganar la guerra.

De la ruina a Patrimonio de la Humanidad

La fábrica de carne uruguaya llegó a conocerse como «la cocina del mundo», pero tuvo el desenlace que tuvieron varias de las grandes fábricas durante la segunda mitad del siglo XX (1950). El final de las grandes guerras, los adelantos tecnológicos y nuevas formas de alimentación hicieron que la demanda de carne cayera. El frigorífico dejó de funcionar en 1979, ocho años después de que fuera adquirido por el Gobierno uruguayo en un frustrado intento de sacarlo a flote. Las colosales instalaciones del frigorífico quedaron vacías y en las décadas siguientes se fueron usando como el «depósito» de la ciudad de Fray Bentos. En aquellos años, el predio vacío del frigorífico pasó a almacenar todo tipo de materiales en desuso. Algunos intentos erráticos de convertirlo en un parque industrial sobre fines de los ochenta tampoco supieron hacerlo despegar. No se trataba de un predio menor: el frigorífico había dejado en el olvido 274 hectáreas con 30 edificios industriales. También quedó un barrio obrero de 230 viviendas que había sido creado como una zona cercana para trabajadores de las grandes fábricas donde hoy viven unas 900 personas en el conocido Barrio Anglo. A pesar del fracaso industrial, el predio comenzó a ser valorado de otras maneras. En 1987 fue declarado como patrimonio del departamento de Río Negro, del que Fray Bentos es capital. En 2008 el sitio pasaría a ser considerado patrimonio histórico nacional de Uruguay y en 2015 fue declarado por la UNESCO como patrimonio histórico de la humanidad. Actualmente el sitio recibe cerca de 16.000 turistas al año. El viejo Frigorífico del Anglo está resurgiendo de sus cenizas en su segunda revolución y se está convirtiendo de fábrica de alimentos a fabrica de conocimientos, en el predio ya se ha instalado el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), la Universidad de la República, La Universidad del Trabajo y La Universidad Tecnológica (UTEC) que fue la primera Universidad Tecnológica del país.

Conclusión

Si bien esta histórica fábrica es una de las más importantes del mundo, aún es poco conocida y visitada, aunque viene aumentando su popularidad y yo espero que con este vídeo vos también quieras visitarla. La realidad es que puede ser un tanto difícil que las personas entiendan y despierten su interés dado que es justamente una fábrica de carne, es más fácil interesarse por la historia cuando hay balas en lugar de carne, pero hay que recordar que si no hubiera existido esta fábrica a la que llamaron “La cocina del mundo”, la realidad que conocemos hoy en todo el mundo podría haber sido muy diferente. https://chelo.blog/

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