Desde hace casi una década, una pareja argentina y sus tres hijos han hecho del mar su hogar. A bordo del velero Kira-Kira, esta familia decidió cambiar la vida convencional por una aventura constante, recorriendo ríos, océanos y países mientras trabajan, estudian y crecen juntos, guiados por las olas y su deseo de vivir en contacto con la naturaleza.
Rocío y Herman, ambos nacidos en Buenos Aires, se conocieron en un club náutico y compartieron desde el principio el sueño de navegar. Tras vivir varios años en Bariloche y formar allí su familia, vendieron su casa para comprar el barco en Rosario, cumpliendo un proyecto que llevaban construyendo desde hacía tiempo. El Kira-Kira, una embarcación robusta de acero naval, se convirtió en su casa flotante y, desde entonces, su rumbo ha sido el mar. Hoy sus tres hijos —los mellizos Valter y Günter, de 14 años, y Bruno, de 10— crecen mientras exploran el mundo. Para ellos, vivir en un velero es tan natural como jugar en la playa más cercana o aprender matemáticas en alta mar. Con un sistema de educación a distancia, los chicos estudian conectados y motivados, mientras mantienen amistades virtuales y presenciales en cada puerto que visitan.
La rutina a bordo combina aprendizaje, navegación y trabajo. Herman, marino mercante, repara embarcaciones y organiza excursiones náuticas, mientras Rocío, además de ocuparse del barco y de la educación, investiga destinos y genera contenido en redes. La vida a bordo también incluye anécdotas inolvidables: desde anclas que se sueltan sin avisar hasta murciélagos que roban bananas por la noche.
Pronto emprenderán una nueva travesía: la vuelta al mundo. Su ruta incluye el canal de Panamá, la Polinesia Francesa, Australia, el sur de África y luego el regreso por Brasil, Uruguay y Argentina. No tienen fechas estrictas: viajan al ritmo del mar y de las etapas escolares de sus hijos. Lo único fijo es su compromiso con una vida sencilla, autosuficiente y en armonía con el entorno. La familia comparte cinco consejos fundamentales para quienes sueñan con vivir navegando: soltar las ataduras materiales, priorizar la salida antes que la perfección, vivir con austeridad, cuidar el barco como a un miembro más de la familia y no dejarse frenar por las opiniones ajenas. Porque, como ellos mismos dicen, lo importante es no quedarse con la duda de lo que podría haber sido.
Esta historia no solo habla de una forma alternativa de viajar. Es un testimonio vivo de cómo se puede educar, criar y trabajar en libertad, sin renunciar a los afectos ni a los valores. Una experiencia que invita a replantearse qué es lo esencial para vivir en plenitud. (Basado en un reportaje realizado al matrimonio argentino por Cristina Mahne de Todonoticias))
Visión Marítima