«Mercosur» Uruguay espera con firmeza presión por el arancel externo

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A tres semanas de la cumbre presidencial en la que Argentina, Brasil y Paraguay esperan anunciar la reducción consensuada del arancel externo común, el gobierno uruguayo sigue condicionando su apoyo a que se vote la “flexibilización” del bloque A tres semanas de la cumbre presidencial de diciembre en Brasilia, en la que Argentina, Brasil y Paraguay esperan anunciar la reducción consensuada del Arancel Externo Común del Mercosur en un 10%, Uruguay mantiene una posición “firme” y rechaza la adopción de esa medida desanudada de otros cambios en la reglas comerciales del bloque necesarios para negociar con libertad. Así lo dejó claro durante la reunión del Grupo Mercado Común de este miércoles, en la que además desatendió la solicitud del resto de los socios para que reconsideren el asunto de cara a la cumbre de presidentes del 17 de diciembre con el argumento de que el ámbito de discusión de este tema corresponde al Consejo Mercado Común, del cual participan los ministros de Relaciones Exteriores y Economía de los estados que integran la organización regional. En virtud de esta situación, en Cancillería prevén que se abra ahora un espacio de contactos informales al más alto nivel, con el objetivo de ponerle presión a Uruguay para que revea su posición que impide el consenso.

Pero hasta el momento, el gobierno no tiene incentivos para cambiar su postura. El presidente Luis Lacalle Pou reiteró hace diez días en conferencia de prensa la posición del gobierno, sobre luego de la medida de Brasil de bajar el AEC de forma unilateral.

“La posición uruguaya es clara, tiene más de un año y medio. Lo dijimos en todos los foros, lo sostenemos y después de la medida que tomó Brasil, más claro queda que el Mercosur se tiene que modernizar y que la flexibilización a la cual nosotros hacemos referencia está más vigente que nunca. Uruguay ha empezado un estudio de factibilidad en conjunto con China, ese es el camino que decidimos seguir y el que vamos a continuar”, aseguró.

La estrategia uruguaya consta de dos caminos paralelos. Por un lado, en el gobierno señalan que las negociaciones por el TLC “caminan por sí solas”, apoyadas en el interés explícito del gobierno de Xi Jinping y su propio peso en la región y en el mundo. Es decir: las autoridades uruguayas entienden que no la “flexibilización” no es condición imprescindible para concretar el acuerdo comercial con su principal mercado  de exportación. Pero si bien el gobierno comunica su determinación de seguir adelante con las negociaciones con China –lo cual en sí mismo no es violatorio de ninguna disposición del bloque– más allá de lo que digan sus socios, al mismo tiempo procura que se discuta la “flexibilización” o “sinceramiento” de la alianza regional que habilite de forma explícita a negociar de forma bilateral sin ataduras. En ese sentido, la postura del gobierno de Lacalle Pou es intentar “aprovechar” la regla de consenso –que tanto ha discutido– para condicionar su apoyo a la rebaja del AEC –impulsada en especial por Brasil, pero también por Argentina y Paraguay– a la flexibilización del bloque. Aunque en un principio contaba con el apoyo del gobierno de Jair Bolsonaro para avanzar simultáneamente en ambos temas, en el último mes Brasil rompió con esa estrategia al comunicar que avanzaría de forma unilateral en la reducción del arancel. Esa decisión se tomó luego de que el canciller Francisco Bustillo recibiera en Montevideo a su par brasileño, Carlos França, y semanas después de que la diplomacia uruguaya reclamara a su vecino del norte un apoyo explícito a su negociación en curso con China. La decisión de Uruguay de anudar la rebaja del arancel externo común a la aprobación de una “modernización” de las reglas del bloque, además de distanciarlo del gobierno de Brasil que hasta el momento había sido su gran aliado en el bloque, genera visiones encontradas entre los integrantes del cuerpo diplomático. En el gobierno defienden la estrategia apuntando que la rebaja del arancel externo “no es significativa” para los intereses de Uruguay, y por lo tanto sí constituye una “carta” o una “oportunidad” para negociar. Quienes ven con escepticismo los pasos dados por la Cancillería señalan que Uruguay sí se beneficiaría de la rebaja planteada, y que en todo caso –tal cual ha comunicado Bustillo– las negociaciones con China no dependen de la “flexibilización”. La cumbre de presidentes en Brasilia reunirá por primera vez en persona a los presidentes de Argentina y Brasil, Alberto Fernández y Jair Bolsonaro. https://www.elobservador.com.uy/

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