La soja agrega u$s 1.000 millones a las exportaciones

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La historia de la soja este año tuvo final feliz, pero pasó por varios capítulos de alta tensión. Se divulgaron en las últimas horas los datos correspondientes a las exportaciones de bienes del Uruguay en el año 2022, con un aumento de más de 16% respecto al año pasado, medidas en dólares. Esto implica casi 2.000 millones de dólares más que en el año 2021. De ese monto adicional, la mitad (más de 1.000 millones de dólares) corresponde al avance exportador de la soja, que tuvo una cosecha extraordinaria en Uruguay este año, coincidiendo con precios de exportación excelentes. Las exportaciones de soja pasaron de 892 a 1.920 millones de dólares anuales, un récord histórico. La historia de la soja este año tuvo final feliz, pero pasó por varios capítulos de alta tensión. Durante el verano de 2022 ya se había instalado una importante sequía en el Uruguay que ponía en riesgo el estado de los cultivos de verano, particularmente soja y maíz. De tal manera que las proyecciones eran sombrías: si no aparecían lluvias las pérdidas serían muy importantes. Tarde pero llegaron: a mediados de enero de 2022 comenzó un ciclo de precipitaciones que permitió a los cultivos de soja recuperarse y finalmente dar un muy buen rendimiento. Según la estimación de Opypa-MGAP el rendimiento se ubicó en 2.800 kg/ha, el tercero mejor según el registro histórico. Las exportaciones de soja uruguayas tienen como destino predominante a China (60%). Este año Argentina se constituyó en un destino relevante, comprando el 25% del total: la industria aceitera argentina (la más grande del mundo) suele contar año a año con la producción paraguaya, pero allí sí la sequía impactó duramente y la producción guaraní cayó a la mitad (de 10 a 5 millones de toneladas). La soja uruguaya cubrió en parte dicha caída.

Tecnología de punta

La muy buena cosecha sojera no solo es consecuencia de la buena suerte con el clima: la agricultura uruguaya ha tenido un avance tecnológico muy destacado en varios planos. Desde que comenzó el avance del cultivo de soja -año 2003-, fue muy significativo el aporte de los grupos de siembra argentinos que trajeron modalidades de gestión y escala poco conocidas en Uruguay hasta el momento. Cabe recordar además que los agricultores argentinos venían -mayoritariamente- con más margen financiero por la pesificación asimétrica establecida en tiempos del gobierno de Eduardo Duhalde. Los agricultores orientales, en cambio, debieron enfrentar pesadas deudas en dólares aún después de la devaluación y crisis de 2002. En los años subsiguientes, con el protagonismo de productores y grupos de siembra argentinos, a los que se sumaron agricultores uruguayos -varios jóvenes-, el cultivo de soja se expandió, respondiendo a la creciente demanda asiática (liderada por China). Así se llegó a niveles de área y producción récord en el período 2012 y 2014: un área de 1.400.000 hectáreas, con una producción de más de 3,4 millones de toneladas. Luego se dio un declive en los precios internacionales (China aflojó la demanda, crecieron los stocks) y el área se retrajo. Sin embargo, ya entrado el año 2021 comenzó a darse una nueva caída en los stocks globales, mientras China retomó dinámica en sus importaciones de harinas y aceites (principales derivados de la soja). Así, los precios empezaron a aumentar nuevamente, dando la señal para que los agricultores aumenten las áreas. Y los rendimientos han mejorado paulatinamente, con la incorporación de mejores tecnologías. La agricultura uruguaya tiene hoy mucha mayor capacidad de siembra y cosecha, lo que permite aprovechar mucho mejor los días aptos para siembra y cosecha en fechas óptimas, mejorando rendimiento y calidad. Las grandes sembradoras neumáticas, cosechadoras de gran escala -en su mayoría con guía satelital-, etc., le han dado una productividad a la agricultura que no tiene antecedentes. Además, la fertilización de precisión y la incorporación permanente de nuevos agroquímicos, para combatir mejor y de manera más sostenible las malezas, plagas y enfermedades, han hecho un aporte clave. Y, por supuesto, todo este desarrollo tuvo como protagonista central la incorporación de variedades transgénicas: primero con la soja resistente a glifosato (RR) y luego con nuevos eventos que otorgan resistencia a plagas, enfermedades y hasta sequía. Todo esto permite que aún en los años con mayores restricciones hídricas -cómo ocurrió en 2022- el cultivo logre muy buenos rendimientos. Por supuesto, no todos los extremos pueden superarse con tecnología: si el ciclo actual vuelve a ser seco y no llueve bien, los cultivos pueden resentirse seriamente. Se estima que el área de soja este año es entre 5 y 10% superior respecto al año pasado, lo que la llevaría a más de 1,1 millones de hectáreas. De lograrse rendimientos similares, tendremos nuevamente en Uruguay una gran cosecha. Los precios promedio de exportación seguramente serán menores respecto a los récord que hubo en 2022, pero se mantienen en niveles históricamente muy buenos. Hoy los productores obtienen en torno a 550 U$S/ton de soja puesta en depósito en torno al puerto de Nueva Palmira, el principal del Uruguay.  https://www.ambito.com/

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