Un trágico accidente en las aguas de Samoa ha llevado a la Armada de Nueva Zelanda a reflexionar profundamente sobre sus protocolos de navegación. El HMNZS Manawanui, un buque de la Marina Real neozelandesa, naufragó el pasado 6 de octubre tras chocar contra un arrecife. Aunque los 75 tripulantes a bordo fueron rescatados ilesos, el incidente marcó la primera pérdida de un barco naval del país desde la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué ocurrió?

El accidente, inicialmente atribuido a un fallo mecánico, resultó ser una cadena de errores humanos. La tripulación no desactivó el piloto automático, lo que impidió maniobrar el barco correctamente cuando se aproximaba a la costa de Upolu, Samoa. Según el informe preliminar de un tribunal militar, la tripulación confundió la falta de respuesta del buque con un problema en los propulsores, sin verificar que el control manual estaba desactivado.

El impacto del accidente

El Manawanui, uno de los nueve barcos de la flota neozelandesa, colisionó violentamente contra un arrecife antes de incendiarse y hundirse. Equipos de rescate, cuya actuación fue calificada de «heroica» por el embajador estadounidense en Nueva Zelanda, lograron evacuar a toda la tripulación antes de que el barco se perdiera por completo.

Acciones y lecciones a futuro

El jefe de la Armada, el contralmirante Garin Golding, afirmó que el accidente fue una «serie de errores humanos» y anunció la apertura de un proceso disciplinario tras la finalización de la investigación, prevista para el primer trimestre del próximo año. «Es mi responsabilidad recuperar la confianza de los neozelandeses y asegurar que aprendemos de esta situación», declaró Golding.

Aunque los detalles completos del informe no han sido revelados, este incidente ha resaltado la importancia de mantener protocolos claros y revisar los sistemas automáticos durante la navegación. Las autoridades trabajan para garantizar que un evento similar no vuelva a ocurrir.

Reflexión sobre la seguridad marítima

El naufragio del HMNZS Manawanui no solo representa una pérdida material significativa, sino que también subraya cómo los errores humanos pueden tener consecuencias graves en el mar. Este hecho invita a repensar los procedimientos y la capacitación en el manejo de tecnologías como el piloto automático, una herramienta útil que, si no se supervisa correctamente, puede convertirse en un riesgo.  Visión Marítima