Descubren que hay más de 300 cañones submarinos bajo la Antártida

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Un equipo de científicos liderado por David Amblàs, del Grupo de Investigación Consolidado en Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona, y Riccardo Arosio, del University College de Cork (Irlanda), ha elaborado el mapa más detallado hasta la fecha de los cañones submarinos de la Antártida, descubriendo que existen unos 332, una cifra cinco veces superior a la estimada en estudios anteriores. Este hallazgo, basado en datos batimétricos de alta resolución, redefine el conocimiento sobre la morfología del fondo marino antártico y plantea implicaciones profundas para la circulación oceánica, el deshielo de las plataformas glaciares y, en última instancia, el cambio climático global. Los cañones submarinos son valles profundos tallados en el lecho marino que actúan como autopistas para sedimentos, nutrientes y corrientes oceánicas. En todo el mundo se han identificado alrededor de diez mil, aunque solo el 27% de los fondos marinos han sido cartografiados con precisión suficiente para detectarlos, por lo que su número real podría ser muy superior. En el caso de la Antártida los investigadores han encontrado que estos cañones son más abundantes, más grandes y profundos de lo que se pensaba, debido a la acción prolongada de los glaciares que arrastran enormes volúmenes de sedimentos hacia la plataforma continental. Según explica David Amblàs, profesor del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano de la UB, la formación de estos cañones está impulsada principalmente por corrientes de turbidez, flujos densos de agua cargada de sedimentos que se desplazan a gran velocidad por las pendientes submarinas. En la Antártida, la combinación de relieves abruptos y sedimentos glaciares abundantes favorece la creación de estructuras especialmente imponentes, algunas de las cuales superan en escala a las encontradas en otras regiones del planeta. El estudio se basa en la segunda versión de la Carta Batimétrica Internacional del Océano Austral (IBCSO), el mapa más completo del fondo marino antártico. Utilizando una metodología semiautomatizada desarrollada por los investigadores, el trabajo analiza quince parámetros morfométricos que han permitido distinguir claramente entre los cañones de la Antártida oriental y los de la occidental. Ha sido fascinante descubrir estas diferencias regionales, algo que no se había documentado antes, señala Riccardo Arosio. Mientras los cañones de la Antártida oriental son más complejos, con múltiples ramificaciones y perfiles en forma de U —lo que indica una larga historia de actividad glacial y procesos sedimentarios intensos—, los de la Antártida occidental son más cortos, empinados y con forma de V, características que apuntan a una dinámica geológica distinta.

Para Amblàs, esta divergencia morfológica refleja un inicio más temprano y una persistencia más prolongada del casquete de hielo en la Antártida oriental, un fenómeno que ya se había inferido a partir de registros sedimentarios pero que ahora queda plasmado en la topografía submarina a gran escala.

El papel crítico en el clima y las limitaciones de los modelos actuales

Estos cañones desempeñan un papel crucial en el sistema climático global, actuando como conductos que facilitan el intercambio de masas de agua entre las profundidades oceánicas y la plataforma continental. Por un lado, permiten que el agua fría y densa generada cerca de las plataformas de hielo —conocida como agua antártica de fondo (AABW)— descienda hacia el océano profundo, impulsando la circulación termohalina que regula el clima terrestre. Por otro, también canalizan aguas más cálidas, como el agua profunda circumpolar (CDW), hacia la base de las plataformas glaciares, acelerando su deshielo y contribuyendo al aumento del nivel del mar.

Aporte del Profesor:  Rodolfo Bardecio Olivera (La brújula verde)

Visión Marítima

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