PARA LOS CONTAINEROS DE 9.500 TEUS ESTÁ BIEN CON 12,60 METROS DE PROFUNDIDAD

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Lucha de puertos no, complementación. Terminenos con la tonta lucha de puertos rioplatenses sean públicos o privados, aquí hay que prepararse para apoyar a los exportadores de la región a que puedan exportar mejor. Lo importante: más espacio portuario y ensanchar el canal de acceso al puerto. El puerto de Montevideo en el Río de la Plata es el único cuyos canales de acceso tienen ahora 12 metros de profundidad, bastante más que los de Argentina y acaso muy similiar a los de Rio Grande do Sul, nuestro eventual competidor. En realidad es una aparente ventaja de la que ciertamente no podemos aprovecharnos por las razones del artillero; por algo más subjetivo y fuerte que es el poderío económico que nos subordina a Buenos Aires, un gigante económico once veces mayor que nuestro país, que el comercio internacional y sobre todo los intereses económicos globales no abandonarán jamás, aún con las confrontaciones políticas de turno y sus proverbiales incumplimientos financieros mundiales. Es tan grande su economía que a cualquier hora del día en algun país del mundo alguien está comiendo de Argentina su pan, soja y maíz. Así que Buenos Aires siempre tendrá prelación sobre Montevideo y aun cuando tengamos 12,50 metros de profundidad, que es el proyecto inminente de la ANP, los barcos sacrificarán su calado y capacidad y estarán llegando a Buenos Aires con 9,30 metros de profundidad. Por lo demás, dudamos que Argentina invierta 500 millones de dólares en profundizar su “rosario al mar”, hasta el kilómetro 239 que es el comienzo de su canal de ingreso a Buenos Aires. No tienen plata ni financiamiento y en segundo lugar el peaje y costos portuarios para ellos sería aún más costoso de lo que es actualmente, tres veces el puerto de Montevideo. Bien es cierto que las navieras tampoco dejarán Montevideo, porque forma parte de la logística y estrategia, cuya fortaleza principal es su condición de puerto libre, zonas francas, y reconocida eficiencia portuaria entre dos enormes economías. Y además somos una alternativa.

 

LUCHA DE PUERTOS.- Sí, es cierto, la lucha de puertos existió, al principio por el celo burocrático de encaje y puntilla, en tiempos del Virreinato, pero más tarde por dinero, y así nos estuvieron arrebatando desde Buenos Aires en tiempos del Consulado ingresos provenientes del comercio exterior y portuario de Montevideo en su beneficio, acción sustentada por la debilidad de nuestra Banda Oriental.Pero eso terminó. Ahora 200 años más tarde, es una lucha entre empresas y empresarios aunque Argentina se empeñe tozudamente en castigar a Uruguay políticamente por elevación disputando por el río Uruguay, por Botnia, canal Martín García, Malvinas, por Nueva Palmira, por Punta del Este, ellos están haciendo siempre política interna con Uruguay. El tema no está precisamente en los puertos, que no crean riqueza por sí solos, sino que siendo los puertos un mecanismo del comercio exterior, nos parece que uruguayos y argentinos deberíamos enfocar nuestros intereses en el lugar correcto, hacerlos funcionar como un instrumento de apoyo al esfuerzo que hacen sus exportadores y los nuestros, que estos sí son los verdaderos actores del desarrollo de las naciones. De manera que Montevideo no compite con el puerto de Buenos Aires, que al fin y al cabo son tres vintenes de ingresos, sino que complementándose con él y apoyándose en la logística contribuye a sacar las exportaciones a los mercados internacionales a precios competitivos y con ventaja. Lo mismo cuando vienen las materias primas para sus industrias. Así que la lucha de puertos hoy día es para ser más eficientes, ágiles y apoyar a las empresas de exportación e industrias y los políticos deberían dejar que sea así. De manera que el tema es la exportación y los puertos complementarios. Así que en principio creemos que 12,50 metros de profundidad para Montevideo es una profundidad razonable, conveniente, que económicamente podemos sostener y los barcos utilizar y aprovechar; eso quiere decir que los barcos pueden navegar a 11,70 metros de profundidad con tres pies de agua bajo la quilla e incluso hasta un poco más considerando el lodo de nuestros fondos: estamos hablando de los barcos de 8.500 y 9.500 teus. Así que ir a más y querellar con Argentina por llegar al Atlántico con 13 metros, lo consideramos un esfuerzo estéril, complejo y además un calado político que no agregaría nada a Montevideo porque nunca van a llegar con 8 mil contenedores. Antes deberíamos ensanchar el veril del canal de acceso al puerto y el canal Martín García. Por lo demás no vemos ni consideramos a Montevideo un puerto granelero compitiendo con Nueva Palmira y con uno oceánico. En cambio, como preocupación mayor deberíamos agrandar el puerto, darle más infraestructura, más área operativa mayor porque ya no entra ni nuestro pequeño auto. Si un barco no pudiera descargar los contenedores en Santos o en Río tendría que venir a Montevideo a dejar esos mil contenedores para Santos en nuestros muelles para poder entrar en Buenos Aires y la pregunta es: ¿qué pasaría si fueran dos los barcos donde ponemos dos mil contenedores por tres o cuatro días?Volviendo al tema, por supuesto, 14 metros es mucho mejor que 12,50, ¿pero quién paga y para qué? Por ahora, las estadísticas muestran que los barcos cuando salen de Montevideo para Buenos Aires deben ir con 9,30 máximo y mareas a favor y lo mismo cuando salen. Desde Montevideo lo hacen rumbo al norte por debajo de los 11 metros; en ciertos casos en el año a un poco más de 11,40 y en alguna oportunidad lo han hecho a 11,70 (de Maersk) más dos pies de agua bajo la quilla serían 12,30 metros; lo cantan las estadísticas. Estamos hablando de barcos de tres o cuatro grandes empresas del mundo.

EL PODER.- Es razonable pensar que cuando las grandes líneas como Maersk, Hamburg Sud, CMA-CGM, Cosco, Evergreen, Csav, deciden utilizar estos grandes barcos la primera picardía que se nos ocurre es que Montevideo debería tener la mejor posición para ser transhipment port, con destino a Buenos Aires, Zárate o Rosario. Pero no nos hagamos ilusiones porque la realidad canta otra cosa. Porque, más que por la profundidad de canales, Montevideo está captando hoy cargas transitorias contenerizadas de países vecinos por las ventajas que ofrece su condición de puerto libre, zonas francas y el profesionalismo para manejar la logística. Insistimos, hoy con 12 metros de profundidad siguen llegando los barcos de 8.500 teus, los chiperos y los tronqueros, aunque estos últimos cada vez menos. Así que los 12,50 metros de profundidad por estos años cubre las necesidades de Uruguay y las necesidades del proyecto marítimo regasificador que exige 12,50 metros. Y más que competir con Buenos Aires el enfoque debería ser como ciertamente lo sugiere el Ing. Sánchez de la Cepal: complementarnos con los puertos del sur argentino y de la hidrovía. Esto deberían entenderlo ellos mismos por la permanente crisis portuaria que viven. Ahora bien, competir es una legítima aspiración de los puertos, pero que en nuestro caso concreto, al parecer debe contar también con el afecto de los gobernantes argentinos y eso no lo vemos en el futuro cercano, tiempo de los Moyanos y los Chacho Álvarez y posiblemente hasta los de la farándula. Es el propio ministro Lorenzo que nos trae a la realidad cuando dice “¡olvídense de Argentina”. Por último, alguien dijo que Uruguay era un país de “enanos llorones”; puede ser. Pero no pasa día que no leamos en la prensa cotidiana argentina y en la especializada, lamentaciones y comentarios de los operadores y cámaras comerciales argentinas, quejándose que Montevideo le saca cargas, barcos o tránsito, o su disgusto por la acción de Nueva Palmira, cuando en realidad Montevideo está apoyando su comercio exterior. ¿Por qué no podemos complementarnos con los puertos del sur argentino y los de la hidrovía? Les estamos ahorrando costos, tiempo, les estamos facilitando la exportación. Por eso nos parecen deprimentes sus quejas viniendo de un país once veces territorial y económicamente mayor que el Uruguay. Siempre estamos firmando cartas de “hermandad” entre puertos de Miami, Hamburgo, New York, Barcelona, Shanghai, Livorno y otros. ¿No podríamos firmar con Buenos Aires una de “hermandad y asociación”?-Pero mejor sería alguna vez, afirmar nuestra vocación de independencia y nuestra opción de tomar decisiones soberanas. Después de todo se puede vivir sin tutelas. – Por Emilio Cazalá.- (El País)

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