La Fuerza Aérea Uruguaya analiza ofertas para la adquisición de aviones de combate

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Con la Fuerza Aérea Uruguaya  carente de la más mínima posibilidad disuasoria y dado que en el próximo semestre se debería decidir qué y cómo invertir en materia de aviación de combate, debido a que en 2024, año electoral, no podrá hacerse, se están evaluando algunas de las últimas propuestas. En estas últimas gestiones se ha llegado a considerar la hipótesis de resignarse a incorporar solamente 4 aeronaves, con la esperanza de ampliar la dotación a futuro, porque, al igual que el grave error cometido en el tema OPV, el ministro de Defensa, Javier García, prácticamente sugirió que el gobierno no destinaría mucho más de 100 millones de dólares, lo que alejaría por completo posibilidades barajadas anteriormente como el KAI FA 50 coreano, cuyo precio supera, con la aeronave configurada, ampliamente los 50 millones de dólares. Así las cosas, respecto al absoluto preferido desde el punto de vista académico, el Leonardo M-346, trascendió que por 4 ejemplares la oferta italiana estaría entre 188 y 191 millones de dólares por el conjunto, incluyendo repuestos, manuales y entrenamiento, lo que llevaría un ofrecimiento por los seis ejemplares originales a unos 283 millones de dólares. En las mismas condiciones, seis ejemplares del checo L39NG -de mucho menor rendimiento, aunque promete mantenimiento barato- no llega a los 176 millones de dólares. El también checo, modernizado del lote original de hace 20 años, L-159 T1 tendría un coste, por 6 unidades, de poco más de 141 millones de dólares, o sea, menos de 24 millones de dólares por unidad. A su vez, una oferta por 10 unidades Hawk-67 actualizados, más dos células para repuestos, estaría cotizada integralmente en 99 millones de dólares, con entrenamiento, radar AESA, repuestos, Centro de Mando y Control, Simulador, Data Link (que se aspira el oferente a disponerlo a amplio nivel nacional en toda la cadena de mando) y manuales. En los próximos días, el ministro de Defensa, Javier García, viaja a Brasil, donde aparentemente negociaría con su par, José Mucio,  unidades usadas de Súper Tucano y Tucano (modelo del cual se habrían barajado extraoficialmente cotizaciones de usados no brasileños, exageradamente baratas), mencionándose posibilidades de obtener algún avión de transporte intermedio, tipo Brasilia o Bandeirante. Luego viaja a Estados Unidos por los mismos motivos, aunque el gobierno estadounidense  es absolutamente reticente a asistir en materia de aviación de combate a países que hayan aprobado la Ley de Derribo, aunque esa postura podría relativizarse con aquellas naciones que compren material nuevo de esa procedencia,tipo Textron Wolverine o Súper Tucano Sierra Nevada. No obstante, las tratativas con las autoridades norteamericanas se podrían quizá centralizar en intentar recibir, si es posible, prácticamente a precios casi simbólicos 4 unidades del Raytheon T-1A Jayhawk (derivado del Beechcraft 400), cuyas funciones variarían localmente entre el entrenamiento para pilotos multimotores, calibración de aeropuertos y radioayudas, traslado de órganos, transporte de autoridades, etc, además de 4 helicópteros Black Hawk y algunos UAV . Si esto sucediese no afectaría a eventuales negociaciones anteriormente planteadas por la Fuerza Aérea y la Aviación Naval, en pos de aeronaves Beechcraft B-200, estas sí de absoluto interés operativo para ambas organizaciones. (Javier Bonilla)

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