LA ARMADA NACIONAL ANTE LOS NUEVOS DESAFÍOS

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En los primeros meses de 2016 la Armada se enfrentará a dos nuevos desafíos que pueden ser su salvación o ponerla en aprietos.-La Armada tiene dos tareas esenciales: el control de la jurisdicción y el rescate de personas.

Es prácticamente un hecho que en los primeros meses de 2016 la ONU terminará de dar el visto bueno a un proceso que Uruguay inició hace casi 20 años: extender su plataforma continental de 200 a 350 millas náuticas. También está anunciado que entre marzo y abril las empresas Exxon y comenzarán a perforar en busca de petróleo en mares uruguayos. Así empezará el año para la Armada, con una ampliación de su jurisdicción y con una nueva situación para custodiar. Se supone que la naval es la fuerza que representa al Estado en el agua. En su amplio despacho en el Comando General de la Armada, decorado en azul y blanco, Leonardo Alonso repite lo que sus antecesores vienen diciendo desde hace años: la flota está envejecida —los barcos tienen 45 o 50 años en el agua, cuando en teoría podrían estar 30—, el personal no alcanza para tripularla —los barcos, al ser viejos, demandan unas 150 personas a bordo, cuando los modernos requieren 50— y los sueldos son tan bajos que, como les ocurre a las demás Fuerzas Armadas, cada vez es menos atractivo ser marino y cuesta más conseguir reemplazos de los que abandonan.-En los próximos días terminará de aprobarse el Presupuesto Nacional y, una vez más, como hace varios períodos, la partida resultó magra para los militares. La discusión en el Parlamento no fue sobre qué barco es conveniente comprar, sino sobre cuántas vacantes hay que suprimir para aumentar entre 800 y 2000 pesos a las cuatro jerarquías más sumergidas del personal subalterno. El tema enfrentó a los diputados oficialistas e instaló un debate que ha promovido la senadora Constanza Moreira (Casa Grande): ¿Qué Fuerzas Armadas necesita Uruguay?

Alonso prestó atención a la polémica de los últimos meses —cuya solución finalmente es, en esencia, eliminar vacantes en la medida que se puedan costear los aumentos—, pero la Armada no hizo lobby ni declaraciones públicas. «Nosotros ya sabíamos que el presupuesto estaba acotado», explica. Lo cierto es que Alonso tiene claro que batallar en el Parlamento era perder energías porque las necesidades más acuciantes de la Armada no se cubren con los pocos millones que eventualmente podrían haberle concedido los legisladores. El hombre, comandante en jefe desde febrero, dice que confía en que el Poder Ejecutivo encontrará la manera, ya sea en forma de fideicomiso, de acuerdo internacional, o como sea.

-ES QUE SI ESO NO SUCEDE, EN POCOS MESES LA REALIDAD PODRÍA DARLES LA RAZÓN.-LO ESENCIAL..

En la Armada manejan varias hipótesis de posibles «contingencias» vinculadas a la prospección petrolera. Desde «algún siniestro con requerimiento de hacer evacuación de la gente que esté operando allí, por la razón que sea (una avería, un incendio)», hasta cualquier «riesgo que requiera de la autoridad como disuasión o acción ante una amenaza». «Estas son empresas particulares que vienen por una acción comercial. La seguridad y la contención las debe dar el Estado», argumenta Alonso.-La Armada también prevé que la actividad petrolera pueda eventualmente generar contaminación, y por eso repite «la autoridad somos nosotros», como queriendo decir que no va a haber Dinama alguna que actúe en esa zona. Las posibilidades de que se den estas contingencias, cuando se amplíe el área marítima uruguaya, se multiplicarán. Además, Alonso no descarta que pueda haber «algún hecho de terrorismo, sobre todo vinculado a la piratería». Y si bien aclara que no hay hoy «ningún indicio» de que algo vaya a suceder, se queda pensando y agrega: «Yo no sé si es conveniente o no decirlo, pero hay una empresa que responde a determinados capitales. Estamos hablando de la empresa Total», dice. Y se pregunta: «Dentro del terrorismo, ¿cuáles son los objetivos que tiene el Estado Islámico, o aquellos que le han declarado la guerra a Francia? ¿Solamente el territorio firme de Francia, o todo lo que Francia y los capitales franceses puedan tener distribuidos en el mundo?». Hoy por hoy, dice el comandante, «la Armada no está preparada para dar una respuesta extrema en ese ámbito». Un ejemplo: los barcos con los que cuenta demorarían 20 horas en atravesar las 200 millas (casi 400 mil kilómetros) que distancian la costa del punto donde va a estar la plataforma de perforación exploratoria. «Veinte horas es mucho tiempo». «En el escenario actual es muy difícil poder llevar adelante el control de aguas jurisdiccionales que nosotros entendemos que tenemos que llevar», insiste el comandante. En definitiva, los próximos desafíos marítimos pueden poner en grandes aprietos a la fuerza del mar, que hasta hoy se jacta de no haber dejado nunca de cumplir sus funciones, aun en las peores condiciones. Pero también pueden ser la carta de salvación. Alonso tiene dos buenas razones para conseguir lo que quiere, y lo sabe. Pero el comandante no desconoce el momento económico del país, ni la discusión que subyace en la sociedad uruguaya respecto a la necesidad y utilidad de las Fuerzas Armadas. Por eso ya tiene bien resuelto cuáles son las tres «necesidades imperiosas»: tres patrulleros de altamar, helicópteros asociados a esos buques, y un sistema de vigilancia costero. Un cuarto elemento necesario serían patrulleros costeros. Estas prioridades cuestan, en total, unos US$ 300 millones. Los buques que pide la Armada no tienen un estándar militar (lo que los volvería más costosos), pero en la eventualidad de tener que usarse como buques de guerra sí permiten incorporar armamento con facilidad. Son barcos que, gracias a la tecnología con la que cuentan, pueden operarse con la tercera parte del personal que se embarca hoy, y permanecer por más tiempo. Además, demorarían 10 horas en vez de 20 en llegar a la zona de búsqueda de petróleo.-El sistema de vigilancia, dice Alonso, «no es más ni menos que tener elementos a lo largo de la costa para ver qué es lo que está pasando en el mar, cosa que hoy no hay». «Nosotros tenemos un corredor de aguas seguras por el que ingresan todos los buques mercantes que vienen a Uruguay o van a Argentina. Allí deberíamos tener elementos sensores, radares, que nos permitieran no solo verlos, sino ejercer un control. Es elemental». Alonso dice que el equipamiento que pide es necesario y suficiente para cumplir las funciones de la Armada y, también, para custodiar la actividad petrolera y la ampliación de la frontera marítima. De alguna forma, el debate sobre qué Fuerzas Armadas debe tener Uruguay ha llevado a este hombre a animarse a «depurar» sus ambiciones —las ambiciones de la fuerza— y a distinguir qué tareas son las estrictamente «esenciales».

—Desde hace un tiempo se ha instalado en parte de la sociedad la idea de que las Fuerzas Armadas están ociosas, generan un gasto innecesario y que deberían reducirse. ¿Qué sensación tienen ustedes al respecto?

—Nosotros tenemos un rol militar, pero también el rol de colaborar con el país en un montón de actividades de interés nacional. Lamentablemente, tenemos la visión de que muchas veces la gente desconoce todo el trabajo que hacemos en forma diaria en bien de la comunidad, y no asociada a la guerra. Creo que hay mucha gente que piensa que nosotros lo que hacemos es prepararnos para la guerra.

—¿Cuál es la proyección de aquí a 10, 15 años? ¿Qué idea tiene usted de Armada Nacional?

—La Armada tiene múltiples tareas y roles. No debemos circunscribirnos solamente al control de aguas para saber quién está navegando en nuestros mares, quiénes están autorizados a pescar. No es solamente dar una respuesta ante un incidente de búsqueda y rescate. Estamos hablando de personas que pueden verse afectadas con riesgo de vida, y somos nosotros los que debemos dar la primera respuesta. Aparte de todo eso, el balizamiento, el relevamiento hidrográfico, la elaboración de cartas electrónicas para la navegación… Hay múltiples tareas. Pero si vamos a lo esencial, debemos tener medios para atender el control de aguas jurisdiccionales, y la búsqueda y rescate de personas en el mar.

— ¿Esas son las tareas esenciales?

—Eso es lo más importante.

LAS GARANTÍAS PARA NAVEGAR ESTÁN DADAS, PERO «AL LÍMITE».-Allí, con vista a la bahía del Cerro, descansan los barcos que componen la flota de la Armada. Son buques que tienen, en promedio, 45 o 50 años de antigüedad. Muchos se compraron usados. El comandante en jefe de la Armada, Leonardo Alonso, estimó que la vida útil de un buque promedio son los 30 años. La duración puede aumentar si el barco recibe las rutinas de mantenimiento necesarias, cosa que en la Armada uruguaya en general no sucede por falta de recursos. En la fuerza consideran que la mayoría de los buques están en estado marginal. Cada vez que se disponen a embarcarse, además de conseguir a 150 hombres que puedan hacerlo, se exponen a una situación de riesgo porque los barcos se rompen, saltan fusibles, se incendian. Las estadías prolongadas en el mar se hacen «con un esfuerzo imponente». Ahora se están preparando para un viaje de 45 días a la Antártida en el Vanguardia, un barco de 45 años. Las garantías están dadas, dijo Alonso, «pero al límite».

CASI VEINTE AÑOS BUSCANDO EXTENDER EL ÁREA MARÍTIMA.-DEFINICIONES.-Uruguay tiene 12 millas de mar territorial: allí actúa la Justicia uruguaya y es como si fuera territorio firme. Entre las 12 y 24 millas es zona contigua. A partir de ahí y hasta las 200 millas es zona económica exclusiva. Estas son aguas internacionales en las que la navegación está permitida, pero Uruguay tiene derechos sobre el subsuelo y le corresponden las eventuales riquezas que haya (gas, petróleo, minerales, etc.).

CRONOLOGÍA.-En 1982 entró a regir la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar). En 1998 se aprobó la Ley de Espacios Marítimos, que internaliza la Convención. Allí el Estado encargó a la fuerza del mar la ejecución de las tareas necesarias para establecer el borde exterior del margen continental. Desde 1998 el ROU “Oyarvide” realizó el levantamiento hidrográfico de la plataforma continental con el fin de reunir la información necesaria para ampliar los derechos del país mas allá de las 200 millas marinas y hasta un máximo de 350. La solicitud uruguaya comenzó a ser estudiada en la ONU en agosto de 2009. RECLAMO.-Una delegación del gobierno, integrada por la Armada y encabezada por Cancillería, ha viajado para presentarle a una comisión de la ONU los estudios realizados y argumentos a favor de la extensión. El ministro interino de Defensa, Jorge Menéndez, informó esta semana en el Parlamento que en febrero Uruguay hará una última presentación ante Naciones Unidas. En la Armada y en el gobierno consideran que las negociaciones han llegado a un punto de maduración tal que es dable esperar que la comisión dé el visto bueno. Finalmente, el reclamo deberá votarse en el Plenario de la ONU.- Por Paula Barquet.- (El País)

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