Islas artificiales en el mundo: entre la innovación y el desastre ambiental

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Proliferaron en todas partes del mundo, desde los Estados del Golfo, pasando por los mares de Asia, hasta las costas de Reino Unido o Estados Unidos. En las últimas décadas las islas artificiales proliferaron en todas partes del mundo, desde los Estados del Golfo, pasando por los mares de Asia, hasta las costas de Reino Unido o Estados Unidos. Su jurisdicción no es del todo clara. Según las leyes internacionales, las islas artificiales no se cuentan como parte del territorio del país que las creó para realizar reclamos marítimos o ser zona económica exclusiva. Sin embargo, las islas artificiales que no están en aguas internacionales pertenecen al estado ribereño más próximo. El Palm Jumeirah de los Emiratos Árabes Unidos comenzó su construcción en 2001 y cinco años después estaba lista para ser ocupada. Lo curioso de esta isla es que su base está compuesta completamente de arena y rocas, nada de metales o concreto. Para lograrlo se tuvieron que dragar 120 millones de metros cúbicos de arena desde el fondo del Golfo Pérsico y extraer 7 millones de toneladas de rocas de las montañas Al Hayar. La isla es la sede central de la vida más lujosa de los Emiratos Árabes con mansiones, hoteles y playas exclusivas. En Japón existe la llamada isla Kansai. Esta porción de tierra artificial fue creada en las costas de Osaka para solucionar un problema concreto: no había espacio para un aeropuerto. Entonces en 1994 se construyó de cero una isla que pudiera alojarlo. Para eso se utilizaron más de 180 millones de metros cúbicos de tierra que fueron movidos de montañas cercanas con 80 barcos que trabajaron durante tres años para volcar los materiales y dar forma a la isla. El aeropuerto resistió al devastador terremoto de Kobe en 1995 y a decenas de tifones. Tal es su nivel de prestigio que la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles lo considera uno de los diez grandes logros de la ingeniería civil del siglo. Las islas artificiales también surgieron por la ambición o el sueño de algunos de crear un estado soberano flotando en aguas internacionales. Quizás uno de los ejemplos más cinematográficos sea el de la República de la Isla de las Rosas. En 1968 Giorgio Rosa, un ingeniero italiano, construyó en el Mar Adriático, frente a Rimini, una isla de metal de 400 metros cuadrados. Estaba ubicada a 500 metros del límite de la zona de jurisdicción del gobierno italiano. Aquel año, Rosa declaró su independencia. https://www.teledoce.com/

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