El hundimiento del dique seco Tsakos, en Montevideo podría poner en jaque a la industria pesquera uruguaya

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No en vano ni por amarillista hemos titulado días atrás, el accidente del hundimiento del dique seco Tsakos en Montevideo, como » Dantesco». Por lo impactante, por las esloras y cantidades de buques afectados, pero por sobre todo por los tiempos y el impacto secundario que podía tener semejante acontecimiento. Pasados las primeras evaluaciones, hasta en la pesca uruguaya podría extenderse el efecto no deseado de tamaño inconveniente. El accidente en el dique seco del puerto de Montevideo en los últimos días podría llevar al colapso a la actividad pesquera de Uruguay. El daño fue más de lo que parecía en principio, a lo que hay que sumar los tiempos de las sociedades clasificadores de, al menos tres buques extranjeros, más los estudios de la Prefectura local para delimitar responsabilidad y dar certeza científica a lo ocurrido, además de los tiempos de la justicia y las aseguradoras. (Va para largo).

¿Oportunidades para otros puertos?

En principio las primeras especulaciones tras el dramático accidente marcaban que si bien las reparaciones podrían demorar varios días, no afectarían la intensa actividad que tiene el puerto ubicado en la bahía de la capital uruguaya, que tiene algunas características especiales como que está operativo durante las 24 horas del día durante todo el año, habida cuenta de la escasa probabilidad de vientos o tormentas que puedan implicar el cierre de las operaciones portuarias. Hoy el panorama es otro, ya que el accidente generaría un enorme impacto económico no solo para la empresa Tsakos (propietaria del dique que se hundió), sino también para la zafra pesquera de nuestro vecino país, desconociéndose hasta el momento cuando podrá el puerto retomar su actividad en las reparaciones de embarcaciones. Las noticias indican que una compuerta abierta en las primeras horas del último miércoles fue lo que comenzó con una situación que podría haber terminado en tragedia. Hoy se encuentran afectadas tanto la infraestructura como la actividad que está detenida mientras dure la investigación del suceso, tras lo cual recién en ese momento podrían comenzar los trabajos para la reactivación, siempre sabiendo que el impacto económico será muy grande si se tiene en cuenta que por estos días –como es habitual en el mes de diciembre- es una época de mucha demanda para el dique debido a que recibe numerosos barcos pesqueros extranjeros que, antes y después de cada zafra, son recibidos para realizar las pertinentes tareas de mantenimiento.

La falla humana –en definitiva siempre hay un factor humano- es una de las hipótesis que se manejan y tal vez la más fuerte de parte de las autoridades responsables, quienes consideran que el inconveniente que desató el accidente (casi un milagro sin que se registren víctimas), podría haber sido un descuido: alguien dejó las compuertas abiertas, lo que produjo el ingreso de agua, el hundimiento del dique y el colapso de las grúas que llevó al corte del suministro eléctrico y por consiguiente el no funcionamiento de las bombas de achique. De las cinco embarcaciones afectadas, una terminó dando vuelta campana, el dique comenzó a llenarse de agua, se inclinó y las dos grúas que estaban en cada banda del dique, se desplazaron sobre sus rieles hasta descarrilar y caer, cortando los cables de electricidad. Además se supo que los barcos de bandera coreana, tres para ser más precisos, que terminaron semi hundidos tras el accidente, sufrieron ingreso de agua, por lo que ahora la tarea de los peritos privados y de las empresas aseguradoras, será evaluar si el daño producido fue posterior al accidente o formaban parte de las tareas que se estaban realizando. Se especula que a nivel general el puerto uruguayo no tendría grandes consecuencias, pero sí un perjuicio económico importante, sobre todo a la hora de atender a las embarcaciones de gran calado que no podrían cumplir con las tareas de reparación y mantenimiento ya que, como lo expresa la publicidad institucional (año 2019) del astillero en cuestión, era uno de los principales para abastecer las necesidades de la flota de gran eslora en el Atlántico Sur. Este domingo se pudo observar una serie de buques fondeados, a la espera de alguna determinación para el ingreso para hacer reparaciones y estar alistados para una próxima zafra, aunque las empresas armadoras ya están pensando en la posibilidad de buscar alternativas rápidamente, sobre todo para la inminente temporada de calamar. Fuentes cercanas a PESCARE comentaron que al menos dos empresas armadoras de origen extranjero se pusieron en contacto con astilleros de Mar del Plata para realizar algún movimiento en el puerto local, sobre todo para atender inminentes demandas de mantenimiento, pero han recibido como respuesta que la prioridad son las embarcaciones de Mar del Plata y todas las de bandera nacional, no pudiendo atender otro tipo de atención por el momento, aunque igualmente, trasciende en el ambiente de la industria naval, que en un astillero para prestaciones de barcos de eslora considerables, los trabajos vienen demorados, en algunos casos, hasta seis meses con el perjuicio que de ello se desprenda, por lo que la flota extranjera de Montevideo, difícilmente pueda atender sus reparaciones en el puerto local. https://pescare.com.ar/

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