Avanza el proyecto «dragado de la Laguna Merín» una obra clave para el comercio y la integración regiónal

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El gobierno brasileño ha anunciado oficialmente el inicio del dragado de la Laguna Merín y del canal San Gonzalo, obras fundamentales para restablecer la navegabilidad entre esta laguna y la Laguna de los Patos. La iniciativa representa un paso estratégico para reactivar el transporte fluvial entre Uruguay y Brasil, con impacto directo en el desarrollo económico de ambas márgenes de la frontera.

Un proyecto postergado por la catástrofe climática

La licitación de estas obras había sido inicialmente programada para 2024, pero fue suspendida debido a las graves inundaciones que afectaron a Río Grande del Sur. Ahora, con el compromiso renovado del gobierno brasileño, se relanza este ambicioso proyecto. El dragado permitirá superar uno de los principales obstáculos para la navegación: la poca profundidad en la zona conocida como “Sangradouro”, que impide el paso de barcazas entre la Laguna Merín y los puertos de Pelotas y Río Grande.

Una hidrovía con historia… y futuro

Este proyecto retoma una idea que se remonta a los años 60: consolidar una hidrovía entre Uruguay y Brasil que complemente los sistemas de transporte terrestre y ferroviario. La reactivación de esta vía fluvial permitirá reducir costos logísticos, mejorar la competitividad regional y disminuir la presión sobre las rutas carreteras. Además, se proyecta la construcción de una terminal portuaria sobre el río Tacuarí, del lado uruguayo, impulsada por un consorcio liderado por el empresario Carlos Foderé. Esta terminal podría movilizar más de un millón de toneladas de troncos y exportar arroz producido en el noroeste uruguayo, reduciendo drásticamente las distancias de transporte hacia los puertos.

Coordinación binacional y respaldo técnico

La concreción del dragado fue posible gracias a meses de gestiones diplomáticas lideradas por la embajada uruguaya en Brasilia, en estrecha colaboración con el Departamento Nacional de Infraestructura de Transportes (DNIT) de Porto Alegre. El control y ejecución de la obra estarán a cargo de técnicos especializados que trabajan con universidades y realizan los estudios ambientales correspondientes. El costo estimado de la obra asciende a US$ 12 millones, una inversión modesta en comparación con los beneficios esperados para una región que históricamente ha quedado rezagada en términos de desarrollo.

El legado de una carrera diplomática

Durante el foro regional “Sul Export”, celebrado en abril en Porto Alegre, el entonces embajador uruguayo Guillermo Valles fue homenajeado por su incansable labor en favor de la integración fluvial. En su despedida de la vida diplomática, recordó emocionado un folleto del año 1970 sobre el desarrollo de la cuenca de la Laguna Merín, símbolo de un sueño que hoy comienza a concretarse. El dragado del “Sangradouro” no solo mejorará el acceso al puerto de Río Grande, aumentando en un 10% su movimiento de cargas, sino que también allana el camino para nuevos desarrollos portuarios del lado uruguayo y en Santa Vitória do Palmar, en Brasil.

Una obra que conecta generaciones

Este proyecto, que había quedado archivado durante décadas, vuelve a tomar impulso con una mirada moderna que busca equilibrar desarrollo económico, integración regional y sostenibilidad ambiental. Como expresó el embajador Valles: “No podemos seguir perdiendo tiempo”. Y esta vez, parece que el tiempo de la hidrovía ha llegado.

Visión Marítima

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