Jonathan Shanklin: A 40 años del descubrimiento que salvó la capa de ozono

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El 1º de mayo de 1985, un hallazgo científico cambió la historia ambiental del planeta. Jonathan Shanklin, junto a Joe Farman y Brian Gardiner del Instituto Antártico Británico (BAS), publicó en la revista Nature la detección de un agujero en la capa de ozono sobre la Antártida. El descubrimiento generó alarma mundial y llevó a la firma del que sería considerado el tratado ambiental más exitoso: el Protocolo de Montreal. En conversación con BBC Mundo, Shanklin recordó cómo, a sus 23 años y recién graduado en física por la Universidad de Cambridge, ingresó al BAS atraído por un aviso que buscaba un físico con interés en meteorología. Su trabajo inicial consistía en verificar datos meteorológicos y analizar registros de ozono tomados manualmente con el espectrofotómetro Dobson.

Contrario a sus expectativas, al comparar los datos actuales con los de una década atrás, notó una caída sistemática en los niveles de ozono durante la primavera antártica. El hallazgo fue inicialmente recibido con escepticismo, pero la persistencia de Shanklin, sumada a la evidencia creciente, confirmó un fenómeno inédito: el adelgazamiento de la capa de ozono a causa de los clorofluorocarbonos (CFC), compuestos ampliamente usados en productos cotidianos. La rápida respuesta política se debió a varios factores: el uso del término “agujero”, el temor al cáncer de piel por la radiación UV, la predisposición de las industrias a adoptar alternativas y el respaldo de líderes como Margaret Thatcher, con formación científica. Así, en 1987, el Protocolo de Montreal logró la firma de todos los países miembros de la ONU, prohibiendo los CFC.

Según Shanklin, este acuerdo no solo protegió la capa de ozono, sino que también evitó entre 0,5 y 1 °C de calentamiento global adicional. Sin embargo, advierte que el trabajo no ha terminado: los CFC seguirán activos en la atmósfera por décadas, y nuevos desafíos, como el impacto ambiental de los satélites, deben ser monitoreados. Cuarenta años después, Shanklin reflexiona sobre el poder de la perseverancia científica, la importancia del monitoreo continuo y la necesidad urgente de aplicar el mismo principio de precaución al cambio climático. Aunque su descubrimiento salvó millones de vidas, lamenta que los esfuerzos globales actuales no sigan el ejemplo del Protocolo de Montreal.

“El futuro se ve sombrío si no adoptamos una visión a largo plazo”, concluye el científico, quien hoy insiste en que solo replanteando el modelo económico y priorizando la sostenibilidad podrá garantizarse la habitabilidad del planeta.

Prof Roberto Bardecio Olivera, basado en artículo hecho por la BBC a Jonathan Shanklin, para Visión Marítima

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