Por: Prof. Roberto Bardecio Olivera
Un estudio reciente revela que desde 2015 el océano que rodea la Antártida cambió de rumbo: en lugar de diluirse, ahora acumula sal, debilitando la capa que protegía el hielo del calor profundo. Esta inversión inesperada favorece la mezcla de aguas cálidas y acelera la pérdida de hielo marino, que ya muestra mínimos históricos y zonas abiertas de agua (polinias) que no se veían hace décadas.
Los científicos, liderados por Alessandro Silvano (Universidad de Southampton), advierten que este fenómeno contradice las proyecciones habituales y podría marcar el inicio de un nuevo estado físico para el delicado sistema hielo-océano antártico.
Gracias a datos satelitales y al proyecto europeo SO-FRESH, hoy es posible vigilar estos cambios casi en tiempo real, una herramienta vital para entender el impacto de la crisis climática en uno de los puntos más sensibles del planeta.
Visión Marítima