Por Francisco Valiñas
“El tramo del río Uruguay al norte del lago de Salto Grande, y hasta la primera represa brasileña, está plagado de restingas y afloramientos de piedra”, dice. Muy interesantes los dos artículos sobre la posibilidad de navegar el tramo superior del río Uruguay, tanto el de mi profesor González Lapeyre como el diario argentino (El Sol). Permítanme ahora trasmitirles el punto de vista de un marino. “El tramo del río Uruguay al norte del lago de Salto Grande, y hasta la primera represa brasileña, está plagado de restingas y afloramientos de piedra (cachoeiras para los brasileños), algunos que velan (visibles) y otros ocultos por la opacidad de las aguas. Para hacer el tramo navegable serían necesarias obras de ingeniería para voladura de todos esos escollos (que son muchos), lo que tiene un costo considerable. Por supuesto, que la buena disposición de los gobiernos involucrados puede allanar ese camino, pero mirando la realidad económica de hoy en los países, el panorama no parece alentador.
La apertura del sistema de esclusas construido con la represa es hoy prácticamente imposible. Argentina ha levantado algunas obras sobre el extremo sur de su ribera que hacen imposible maniobrar un buque con seguridad para ingresarlo a la esclusa (y no creo que una aseguradora avale tal procedimiento). Demoler lo ya construido para volver a habilitar la esclusa también acarreará un costo millonario. Está planteada la opción de hacer otra esclusa del lado uruguayo, pero eso lo dejo para uno de los autores de la iniciativa, mi amigo el Capitán de Navío (R) Eduardo Laffitte (laffbelz@adinet.com.uy). El podrá ilustrarlo mejor que yo. Por último, quiero referirme a un punto que escapa a mi condición de marino pero no a la de simple ciudadano observador. Durante estos meses de sequía extrema en la cuenca, Brasil estuvo haciendo un manejo hídrico acorde a sus necesidades. Priorizó el aporte de aguas a la hidrovia del Tieté, la alimentadora del puerto de Santos y de Santa Catarina. A su vez, para satisfacer sus necesidades de generación eléctrica. Ese manejo no se detuvo a considerar los problemas que ocasionaría a las poblaciones aguas abajo ni a la afectación de la economía de los países vecinos. Al fin y al cabo, los intereses nacionales priman sobre el resto. ¿Quien puede garantizar que en un futuro (hipotético) Brasil mantenga el aporte de aguas que harían navegable el río Uruguay superior?
Los Estados del Mato Grosso pueden llegar a necesitar salir al mundo por el Río dela Plata. Para ellos sería conveniente. Pero mientras las condiciones no son favorables, los exportadores locales acaban de descubrir que a través de la BR-163 (recién ensanchada y pavimentada) más la hidrovía de Tocantins pueden alcanzar los puertos oceánicos del arco norte a un costo aceptable (en los hechos, desde enero ya se han realizado varias exportaciones de cereales y soja por esta vía)”.