En la última semana, intensas tormentas afectaron la costa este de Sudamérica, provocando retrasos en la llegada de barcos portacontenedores a puertos clave como Santos, Río Grande, Montevideo y Buenos Aires. Las condiciones meteorológicas adversas obligaron a importantes navieras —entre ellas MSC, Hapag-Lloyd, ZIM, Maersk, COSCO y Log-In— a omitir sus escalas habituales en Montevideo, alterando los itinerarios previstos.
Las autoridades portuarias uruguayas atribuyeron esta situación exclusivamente al mal tiempo, descartando que se tratara de una decisión comercial o estratégica. Sin embargo, el episodio se da en un contexto desafiante para el Puerto de Montevideo: en los últimos meses se ha registrado una fuerte caída en el movimiento de contenedores en tránsito, que llega al 50 %, producto de la salida de navieras clave, tarifas poco competitivas, mejoras operativas en puertos vecinos y demoras en obras de expansión. A esto se suman conflictos laborales, escasez de infraestructura como escáneres aduaneros y disputas tarifarias.
Si bien las tormentas son un factor coyuntural, este episodio expone la vulnerabilidad del puerto ante fenómenos climáticos extremos y la necesidad de fortalecer su infraestructura, mejorar sus condiciones comerciales y agilizar los procedimientos aduaneros. De este modo, podrá consolidar su posición como hub logístico regional y reducir el impacto de factores externos en su operativa.
Visión Marítima