Uruguay escribió una página gloriosa en el deporte internacional gracias a Felipe Klüver Ferreira, quien este sábado logró lo que nunca antes había conseguido un remero uruguayo: ganar una final A en una etapa del circuito World Rowing Cup en categoría senior. Lo hizo en la ciudad de Varese, Italia, al imponerse en la prueba de single peso ligero masculino (LM1X), con un tiempo de 6:48.39.
Con una regata firme y decidida, Klüver superó al hongkonés Chiu Hin Chun —quien fue segundo a 1.80 segundos— y al italiano Luca Borgonovo, tercero a 4.23 segundos. El podio marcó un hito para el remo celeste: por primera vez, un bote uruguayo subió a lo más alto en una Copa del Mundo. La Federación Uruguaya de Remo no tardó en celebrarlo: “DÍA HISTÓRICO”, fue el mensaje que encabezó sus redes sociales. Klüver, de 25 años y oriundo de Mercedes, ya había dado señales de su potencial como medallista olímpico juvenil. Pero esta victoria lo confirma como uno de los grandes referentes del remo latinoamericano y mundial. Su carrera sigue en ascenso, empujada por talento, constancia y una determinación que inspira a nuevas generaciones.
Más buenas noticias para el remo uruguayo
La participación celeste en Varese dejó otros resultados alentadores. Nicole Yarzon logró una histórica clasificación a la final A en la categoría single peso ligero femenino, siendo la primera mujer uruguaya en alcanzar esa instancia. En la definición, finalizó cuarta con un tiempo de 7:47.26, rozando el podio ante rivales de México, Austria y Noruega. Su actuación marca un nuevo techo para el remo femenino nacional. Por su parte, Bruno Cetraro accedió a la final B del single abierto masculino, mientras que Luciano García terminó 15º en la general, tras competir en la final C de esa misma categoría. En el single abierto femenino, Cloe Callorda culminó en el puesto 17º, luego de una destacada actuación en su primera incursión en este nivel.
Un presente dorado y un futuro que ilusiona
El remo uruguayo vive un momento de consolidación internacional. La medalla de oro de Klüver es el símbolo de un proceso que combina talento, trabajo en equipo y planificación. Desde las orillas del río Negro hasta los grandes escenarios europeos, los botes celestes ya no sorprenden: compiten para ganar.
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