El Riachuelo, uno de los ríos más contaminados de América Latina, muestra señales de recuperación después de años de abandono. Gracias a un plan integral de saneamiento que incluye la limpieza de márgenes, control de vertidos industriales y obras de infraestructura cloacal, comienzan a notarse mejoras visibles en sus aguas y en las zonas aledañas.
Las tareas se enfocan en la recolección de residuos sólidos flotantes, la remoción de basurales y el control de efluentes ilegales. Además, se avanza en la construcción de plantas de tratamiento y en obras que permitirán reducir significativamente la descarga de contaminantes.
Aunque todavía queda mucho por hacer, las primeras evidencias de mejora generan expectativas. Vecinos y organizaciones ambientales destacan que el río comienza a mostrar otra cara: menos basura en superficie y mayor control sobre las industrias que históricamente lo afectaron.
El desafío sigue siendo enorme: recuperar un curso de agua que durante décadas simbolizó la contaminación urbana. Sin embargo, los avances actuales representan un paso firme hacia un Riachuelo más limpio y saludable, con impacto positivo en la calidad de vida de millones de personas en el área metropolitana de Buenos Aires.
Visión Marítima