Una uruguaya cuenta cómo es la vida a bordo de la librería flotante más grande del mundo

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Eunice Silva tiene 27 años y hace un año y siete meses es parte de los 400 integrantes de la tripulación. Desde la mañana de ayer y hasta el 21 de este mes, la librería flotante más grande del mundo, el barco Logos Hope, estará anclada en el puerto de Montevideo y abierta a visitantes. La embarcación llegó a Uruguay el miércoles de noche y fue abierta oficialmente ayer de mañana. Parte de la tripulación -integrada por unas 400 personas de 60 nacionalidades- recibió a bordo al público luciendo trajes típicos de cada país y saludó en distintos idiomas, que abarcaron el coreano, el alemán, el holandés y el inglés. También hubo espacio para observar un baile tradicional coreano y el corte de cinta que inauguró la llegada de la librería flotante más grande del mundo a Uruguay.  No es la primera vez que un barco de esta compañía llega al puerto de Montevideo. Desde que GBA Ships -empresa a la que pertenece la nave- fue creada en 1970, barcos como Logos, Logos II y Doulos visitaron el puerto de la capital uruguaya. El capitán del buque, Jon Helmsdal, originario de las Islas Feroe (Atlántico Norte) contó que siempre quiso conocer Uruguay y que planeó un viaje cuando estaba por terminar su formación hace más de 20 años; sin embargo, ésta es su primera vez en el país. Helmsdal, forma parte de una de las 13 familias que viven en la embarcación con sus hijos. Según develó, al saber que están en Uruguay, sus hijos están ilusionados por ver a Luis Suárez.  Por su parte, el director de la embarcación, el surcoreano Pil-Hun Park, aseguró que el objetivo del proyecto es dejar una huella en cada visitante, además de “llevar esperanzas a comunidades y vidas” de las personas que conozcan.  Tras terminar el período de visitas, el barco permanecerá un tiempo más en Uruguay, debido a que entrará en dique para tareas de mantenimiento. En ese lapso, los voluntarios que no estén involucrados en ellas harán tareas comunitarias en nuestro país y en otros del mundo. 

Uruguaya.

Eunice Silva tiene 27 años, es oriunda de Progreso (Canelones) y fue una de las uruguayas a las que la organización del Logos Hope le cambió la vida. Cuando tenía 15 años conoció el proyecto y desde entonces soñó con viajar a bordo de alguna de las bibliotecas flotantes de GBA Ships.  “Varias personas que conocía y eran referentes para mi vida formaron parte de un barco que era de la organización”, contó Silva.  “Era algo que siempre había querido hacer pero que hasta el momento no había podido. Cuando tuve 25 años las puertas se empezaron a abrir y tras estudiar psicopedagogía en la universidad, pude irme”, narró la tripulante uruguaya, que para la inauguración lució un traje típico de china de campo. Pero no todo fue color de rosas al abordar el Logos Hope: implicaba permanecer a bordo por 24 meses. “Soy hija única y dejar todo fue un poco complicado. Mi familia y mis amigos me apoyaron muchísimo”, aseguró.  “Fue un proceso que se fue dando, creo que fue a tiempo, y permitió darme espacio a mí para decidir alejarme de mis costumbres, de mi cultura. Que fuera paso a paso ayudó”, sostuvo Silva.  Desde que abordó el barco en Santo Domingo (República Dominicana) han pasado ya un año y siete meses.  “Desde ahí recorrimos entre nueve y 10 islas que quedaban del Caribe, porque el barco ya había recorrido esa zona, y después hicimos América Latina. Fuimos a Colombia, México, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Chile y, de camino a Uruguay, paramos en el puerto argentino de Bahía Blanca”, detalló Silva. La joven uruguaya se muestra contenta con la vida a bordo. Comparte un camarote con otras tres mujeres y cumple un horario de oficina de 9:00 a 18:00 horas, donde se encarga de la organización de eventos a bordo de la embarcación. “Vivir a bordo es súper lindo. Como todo, tiene sus pro y sus contras. Claramente es cansador, todo el tiempo hay gente y no tenés tu privacidad o tu asado. Pero lo importante es que hay una comunidad”, afirmó. Además, agregó: “Dejaste tu familia pero tenés una nueva familia a bordo y realmente te cuidan, te ayudan, te aconsejan y cuando estás mal o enferma nunca te falta nada, siempre tratan de proveer lo que necesites”.  Valoró, a su vez, la experiencia de conocer los distintos países y culturas, la que calificó como “súper enriquecedora”. Entre sus vivencias preferidas, Silva contó que le impactó cómo durante su estancia en el Caribe ayudaron a los países afectados por los huracanes.  Se destruyeron muchas islas y el barco colaboró enviando avionetas para reconstruir y limpiar. También me impactaron las visitas a cárceles y trabajar con personas privadas de libertad. Además, pasar horas haciendo testeos oftalmológicos, regalando lentes y sentir la gratitud de las personas cuando mejoran su visión es súper lindo”, destacó. Para mantenerse en el barco -ya que todo el trabajo es voluntario y no percibe un sueldo- amigos y familiares de Silva colaboran con ella.   “Dependiendo de cada país hay un monto fijo que abonar. Tenemos que pagar porque estamos viviendo acá. Es como si pagaras la luz y agua y además tenés comida, te lavan la ropa, te cocinan, lavan los platos, es como estar en un hotel de lujo”, explicó Silva. En las dos semanas que el barco estará en Uruguay recibirá visitas de escuelas y grupos de niños. Silva recomendó la obra de teatro basada en las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero de C.S. Lewis. Las obras de teatro se realizarán los días sábados 6, 13 y 20 de abril y habrá cuatro funciones cada día (dos por la mañana y dos por la tarde) y la entrada al espectáculo tendrá un costo extra de $150.  https://www.elpais.com.uy

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