El cierre de fronteras en Uruguay y el efecto que generó en Argentina, ¿qué pasa?

0
723

La imposibilidad de los argentinos de poder viajar a Uruguay para sus vacaciones generó un efecto directo en su país.

El cierre de fronteras al turismo dispuesto en Uruguay para la temporada de verano ya provoca efectos en Argentina. “Hay un claro redireccionamiento de la demanda: buena parte de los turistas que acostumbraban a veranear todos los años en Uruguay ahora están eligiendo ciudades de la costa argentina y de la Patagonia. Esa tendencia se completa con un boom de alquileres en casaquintas y estancias cercanas a Buenos Aires”, dijo a El País Alejandro Ginevra, presidente de la Cámara de Empresas de Servicios Inmobiliarios (Camesi) en Buenos Aires. Entre enero y marzo de este año, 150.200 argentinos cruzaron por barco a Uruguay, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Otros 24.209 viajaron por avión desde los aeropuertos de Ezeiza y el Aeroparque Metropolitano de Buenos Aires. A eso se sumó la legión de argentinos que cruzó la frontera por la vía terrestre. Según estadísticas del Ministerio de Turismo de Uruguay, en el primer trimestre de este año ingresaron al país 630.804 argentinos.

Si bien el gobierno de Alberto Fernández habilitó los vuelos internacionales a partir de noviembre, todo indica que gran parte de los turistas argentinos que solían elegir Uruguay para veranear priorizarán este año destinos locales ante el doble efecto conformado por los riesgos sanitarios y la devaluación que sufrió el peso en los últimos meses. En ese marco, las ciudades que más se beneficiarán son aquellas que comparten un perfil de turistas similar al de Punta del Este. “El cierre de fronteras en Uruguay trajo un efecto positivo para la demanda en Cariló y Pinamar Norte. Por los pedidos de las últimas semanas, vemos que estamos recuperando un público que venía veraneando en Punta del Este. Eso hizo que fluctuaran hacia arriba el valor de las casas, sobre todo las premium”, dijo a El País Stella Vignau, de Soriano Vignau Inmobiliaria, en Cariló. “Previo al anuncio del cierre de las fronteras en Uruguay, los precios en dólares de las casas de tres dormitorios estaban un 20% por debajo de los valores del año pasado. Después del anuncio, los precios de las casas que quedaban sin alquilar subieron y ya quedaron igualados en dólares con respecto a los valores del año pasado”, agregó.

Para Ginevra, de Camesi, “si la demanda de casas y propiedades en los lugares VIP de la costa argentina sigue con este ritmo, los precios en dólares van a quedar un poco por arriba a los del año pasado”.

Esa tendencia se explica no solo por la mayor demanda, sino también por la caída de la oferta. Muchos de los dueños de inmuebles en Cariló y Pinamar, que en anteriores veranos alquilaban sus propiedades para costear sus vacaciones en el exterior, ahora las ocuparán directamente. Otro factor que viene incentivando los alquileres en la costa argentina es que buena parte de los contratos tienen incluida una cláusula por el COVID-19.

“Les aseguramos a los turistas que en caso de que haya un cierre en donde viven o en el mismo partido de Pinamar, se les reintegrará la totalidad del dinero, incluida la comisión inmobiliaria”, dijo Vignau. Sin embargo, aún con esa demanda en alza en algunas zonas turísticas puntuales de Argentina, la tendencia hacia arriba de los precios también tiene contrapesos. “Si bien se espera un incremento de la demanda por la imposibilidad de cruzar a Uruguay y eso viene impulsando los precios, la situación económica también hace que los valores no puedan dispararse”, dijo a El País Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo.

Vacaciones más cercanas.

La imposibilidad de viajar a Uruguay, sumado al temor de concurrir a centros turísticos dentro del país que carecen de una suficiente infraestructura sanitaria, también viene incrementando con fuerza la demanda en zonas cercanas a la ciudad de Buenos Aires. “Hay un boom muy fuerte de alquileres en casaquintas y barrios cerrados en las afueras de la capital. Nunca se vio una demanda como la actual en ese segmento del mercado”, dijo Elías.

“Esa tendencia ya empezó hace unos meses ante la sospecha de que las fronteras argentinas no iban abrirse para ir al exterior durante el verano o que incluso no se iba a poder transitar por el país. Si bien finalmente eso no sucedió, mucha gente no quiere alejarse de Buenos Aires”, añadió. En los más de 500 countries que hay en las afueras de la capital argentina queda poca oferta disponible. Desde Camesi informaron a fines de octubre que ya se habían cerrado un 300% más de contratos en barrios privados con relación a 2019. Ante eso, los precios para el mes de enero se dispararon: en casas con jardín y piscina oscilan entre US$ 2.000 y US$ 10.000.

“La noticia del cierre de fronteras en Uruguay incrementó la demanda en algunos destinos puntuales, pero eso no alcanza para mejorar la situación general del sector turístico en Argentina”, aseguró Elías. “Ya está asumido que la temporada que tenemos por delante no será buena: los grupos de riesgo están perdidos y, en general, hay bastante miedo a viajar”, concluyó el presidente de la Cámara Argentina de Turismo. Frontera se cerró en marzo

El 19 de marzo, unos días después de que el gobierno anunció los primeros casos de COVID-19, el presidente Luis Lacalle Pou anunció el cierre de frontera total con Argentina. La medida abarcó el tránsito terrestre, como en lo fluvial y aéreo. Para ese entonces, en el país 29 personas cursaban la enfermedad y se buscaba frenar el avance del virus. Luego, el 22 de octubre y de cara a la temporada de verano, el mandatario informó en conferencia de prensa que las fronteras permanecerán cerradas. En esa instancia argumentó que tanto Brasil como Argentina vivían situaciones difíciles por la pandemia. Además, Uruguay había ingresado en un estado en el que era necesario extremar los controles para evitar que se disparen los contagios. https://negocios.elpais.com.uy/

DEJA UNA RESPUESTA