En las últimas semanas, representantes de los grupos empresariales involucrados en la ampliación de la Terminal Cuenca del Plata (TCP) han mantenido reuniones en Bélgica y Portugal con el objetivo de destrabar el conflicto que mantiene paralizada la obra principal del proyecto portuario más importante del país.

Desde comienzos de agosto, un número reducido de trabajadores retomó tareas en sectores secundarios de la obra, mientras que otros trabajos menores —a cargo de empresas distintas al contratista principal— continúan avanzando. Sin embargo, la construcción del nuevo muelle de 730 metros de largo y de la explanada para contenedores —que permitirá triplicar la capacidad operativa de la terminal— sigue detenida.

La paralización responde a diferencias contractuales entre el grupo Jan De Nul, encargado principal de la obra, y el consorcio MES, integrado por la empresa portuguesa Mota-Engil y la constructora uruguaya Stiler, subcontratado para parte de los trabajos. Las discrepancias derivaron en acusaciones cruzadas y en un arbitraje internacional iniciado por TCP contra Jan De Nul, con el fin de exigir el cumplimiento del contrato y un plan de mitigación de los retrasos.

Fuentes vinculadas a las negociaciones confirmaron que en los últimos diez días se llevaron a cabo reuniones presenciales en Bélgica y Lisboa, donde los máximos ejecutivos de las empresas habrían avanzado hacia un principio de entendimiento que podría permitir la reactivación de las obras el próximo mes.

La ampliación de TCP —una terminal mixta operada por Katoen Natie y la Administración Nacional de Puertos— representa una inversión de más de US$ 600 millones y es clave para el crecimiento del puerto de Montevideo como centro logístico regional. Su reactivación es esperada con gran expectativa por el sector portuario, los trabajadores y las autoridades, tras meses de inactividad y tensiones empresariales.

Visión Marítima